La OTAN y el ejército afgano resistente se acusan mutuamente del estallido de un coche bomba en un hospital infantil (30 muertos)

En Tortuga no podemos saber quien fue. En principio los hospitales infantiles ni son objetivo de los militares afganos resistentes (denominados aquí por la prensa como “los talibanes”) ni tampoco deberían serlo (en teoría) de las tropas invasoras de EEUU y sus aliados lameculos, como España. Según los afganos, ni los hospitales son su objetivo, ni los coches bomba su modus operandi y señalan a la OTAN como causante de las muertes con el objetivo de culparles a ellos y echarles la opinión pública en contra. Por su parte los militares de la OTAN dicen que fueron los afganos quienes cometieron el atentado para poder luego culpar a la OTAN del mismo. Qué quieren que les digamos nosotras; que tanto unos como otros la misma mierda sanguinaria son.

Ningún ejército, ninguna guerra.

Nota de Tortuga

Matanza en un hospital por un coche bomba

MIKEL AYESTARÁN

La explosión de un coche bomba a las puertas de un centro médico al este de Afganistán mató ayer al menos a sesenta personas y causó heridas a más de cuarenta. Todas las víctimas son civiles que se encontraban en el centro situado en la provincia de Logar, fronteriza con Pakistán y que pese a la cercanía con Kabul está fuera del control del gobierno central.

Los talibanes rechazaron ser los autores del atentado: «Nosotros no atacamos hospitales». En declaraciones telefónicas a distintos medios, el portavoz talibán, Zabiulah Muyahid, subrayó: «Condenamos esta acción. Quien la haya hecho buscaba dañar la imagen de los talibanes» y habló de «alguien con una agenda particular», como posible culpable.
Logar es punto de paso de bandas de contrabandistas y de grupos yihadistas que encuentran refugio en el cinturón tribal de la frontera que une Afganistán y Pakistán.

Casi un centenar de civiles han perdido la vida en el país en las últimas 48 horas —el viernes una bicicleta bomba mató a diez personas en Kunduz, al norte. El mes de junio sigue así la estela de mayo, que se convirtió, según datos de Naciones Unidas, en el mes más sangriento para los civiles afganos, desde que se realiza este recuento, con 368 muertos.

La campaña militar de verano de la insurgencia vuelve a poner en segundo plano los logros alcanzados en los últimos años en materia de educación y reconstrucción y siembra dudas sobre el inicio del repliegue de las fuerzas internacionales, anunciada por Obama esta misma semana.

ABC