Álvaro Peredo Ballugera
La Guerra de Corea (1950-1953) fue uno de los conflictos más devastadores del siglo XX. Fue relativamente corta pero excepcionalmente sangrienta. A pesar de la magnitud de la catástrofe humana, es a menudo llamada «la guerra olvidada».
Algunos episodios especialmente controvertidos de este conflicto en la parte estadounidense, como la masacre de No Gun Ri, han emergido décadas después para revelar verdades incómodas sobre las atrocidades cometidas en nombre de la guerra.
El documental Kill ‘em All. El ejército estadounidense en la guerra de Corea, describe aquel terrible conflicto y el terrible escenario que tuvieron que enfrentar los civiles de ambas Coreas, con mención especial a los crímenes de No Gun Ri y la conducta militar estadounidense en Corea.
Producido por Jeremy Williams, Kill ‘em All es un documental de Timewatch.
El contexto de la Guerra de Corea
El 25 de junio de 1950, el régimen comunista de Corea del Norte, respaldada por la Unión Soviética y China, invadió Corea del Sur. Esta ofensiva inicial llevó al Consejo de Seguridad de la ONU, en ausencia de la URSS, a condenar la invasión y a organizar una coalición liderada por Estados Unidos para defender al sur.
Bajo el mando del general Douglas MacArthur, las fuerzas estadounidenses intervinieron rápidamente, pero enfrentaron imponentes desafíos: tropas mal entrenadas, mandos descoordinados y tácticas guerrilleras complicaron la situación en el frente.
La invasión también generó una crisis de refugiados sin precedentes, con millones de civiles desplazados cruzando los campos de batalla, bloqueando carreteras y líneas de suministro. En este clima de caos y miedo, los líderes militares estadounidenses comenzaron a ver a todos los civiles como posibles enemigos infiltrados, y esto tuvo consecuencias desastrosas.
La masacre de No Gun Ri
El 26 de julio de 1950, el 8.º Ejército de los Estados Unidos emitió una orden que prohibía a los refugiados cruzar las líneas de combate. Ese mismo día, cerca del puente de piedra en el pueblo surcoreano de No Gun Ri, cientos de civiles se reunieron buscando refugio. Sin embargo, lo que encontraron fue la muerte.
Tropas del 7.º Regimiento de Caballería abrieron fuego indiscriminado contra los refugiados, alegando órdenes superiores. Algunos fueron abatidos sobre las vías del tren, mientras que otros fueron ametrallados desde el aire por aviones estadounidenses. Según testimonios de sobrevivientes y veteranos, los disparos continuaron durante tres días. Civiles aterrorizados cavaban agujeros en el suelo para esconderse, mientras apilaban cadáveres como escudos contra las balas.
Yang Hae Chan, un superviviente, recuerda el horror que vivió: «La gente se escondía bajo los cuerpos de los muertos para evitar ser alcanzada por las balas». Se estima que hasta 400 personas, incluidos niños y ancianos, murieron en el incidente.
Órdenes mortales y testimonios
Documentos desclasificados y testimonios de veteranos han arrojado luz sobre las directrices que llevaron a la masacre. Las órdenes de Alto Mando eran claras. Disparar a cualquier grupo de civiles que se acercara a las líneas estadounidenses por temor a que hubiera soldados o agentes norcoreanos infiltrados. El temor se fundamentaba en la situación límite en que se encontraba Corea del sur, con el ejército norcoreano a punto de tomar todo el territorio.
Algunos veteranos, como Joe Jackman del 7.º Regimiento de Caballería, describen cómo un teniente gritaba: «¡Disparen a todo lo que se mueva, mátenlos a todos!». A pesar de estas evidencias, el Pentágono, en un informe publicado en 2001, calificó la masacre como una «tragedia desafortunada inherente a la guerra», negando que hubiera habido órdenes específicas para atacar a civiles en No Gun Ri. Sin embargo, los archivos y testimonios parecen contradecir esta versión, confirmando las órdenes de atacar a refugiados durante los primeros meses del conflicto.
Repercusiones y negación
La masacre de No Gun Ri salió a la luz en 1999 gracias a una investigación de la Associated Press. El impacto en la opinión pública estadounidense fue significativo, ya que este episodio expuso un lado oscuro de la participación de Estados Unidos en Corea. A pesar de las revelaciones, el informe oficial minimizó la responsabilidad, y la pérdida del registro de comunicaciones del 7.º Regimiento de Caballería alimentó sospechas de encubrimiento.
En Corea del Sur, la masacre dejó una herida abierta. Tanto para los supervivientes como para aquellos que conmemoraron a las víctimas en ceremonias posteriores, la búsqueda de justicia sigue siendo una necesidad que han mantenido toda su vida.
Epílogo
En la Guerra de Corea murieron casi 5 millones de personas. Más de la mitad de ellas, alrededor del 10 por ciento de la población de Corea antes de la guerra, eran civiles, una tasa de bajas civiles más alta que la de la Segunda Guerra Mundial y la de la Guerra de Vietnam. Casi 40.000 estadounidenses murieron en combate en Corea y más de 100.000 resultaron heridos.
La masacre de No Gun Ri simboliza cómo, en tiempos de guerra, la línea entre la supervivencia militar y las atrocidades, puede desdibujarse rápidamente. Este capítulo oscuro sigue siendo un tema controvertido, reflejando no sólo los horrores de la Guerra de Corea, sino también la lucha por confrontar las verdades incómodas de la historia.
A más de siete décadas del conflicto, episodios como este subrayan la necesidad de recordar y reflexionar sobre las decisiones tomadas en aras de la victoria, y el costo devastador que tuvieron para los más vulnerables: los civiles atrapados en medio de la guerra.
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