El Gran Hermano ya está aquí. Como una consecuencia indeseada de la pandemia del Covid-19 o, quien sabe, aprovechándola para pescar en río revuelto, los políticos que hoy gobiernan España añaden a la militarización de las calles y al toque de queda una inquietante medida que atenta, en su misma línea de flotación, contra el general y básico derecho a la privacidad. A pesar de algunos paños calientes, como la invocación de legislaciones europeas sobre protección de datos, y una abstracta (...)