Registros y cartas personales revelan que la violencia en las culturas de la antigua Mesopotamia es una distorsión histórica - Tortuga
Administración Enlaces Contacto Sobre Tortuga

Registros y cartas personales revelan que la violencia en las culturas de la antigua Mesopotamia es una distorsión histórica

Lunes.14 de abril de 2025 188 visitas Sin comentarios
A la historiografía siempre le ha interesado mostrar una imagen brutal y violenta de cualquier sociedad anterior a la nuestra. #TITRE

No solo de sociedades anteriores a la nuestra, también de cualquier cultura actual diferente de la Occidental. El objetivo insconciente (consciente en algunos casos) es mostrar la actual sociedad occidental como la más perfeccionada y armónica de la historia, un modelo que nadie debe cuestionar ni intentar transformar porque eso nos llevaría al caos y la violencia encarnada en esas otras culturas que se nos muestran desde una comparativa tergiversada y falseada. Nota de Tortuga.


Guillermo Carvajal

La historiografía moderna ha tendido a asumir que la violencia fue el motor primario en la formación de las primeras civilizaciones. Esta idea, impulsada por teóricos que van desde Hobbes hasta Tilly, ha dominado la interpretación del desarrollo de los primeros Estados. Sin embargo, un reciente estudio publicado en el Journal of the Economic and Social History of the Orient desafía esta concepción y ofrece una visión alternativa sobre la violencia en la Mesopotamia de la Edad del Bronce Medio.

El artículo, firmado por los investigadores Steven J. Garfinkle y Seth Richardson, examina la violencia en la Mesopotamia del tercer y segundo milenio antes de Cristo, en particular durante los periodos Ur III (2012-2004 a.C.) y Paleobabilónico (2004-1595 a.C.). La idea de que estos antiguos Estados se cimentaron en la violencia resulta, según los autores, una distorsión histórica. En lugar de una cultura dominada por la brutalidad física, lo que emergía como principal regulador social era la reputación y el miedo al ostracismo comunitario.

Los académicos desentrañan cómo la imagen de una Mesopotamia ensangrentada ha sido en gran medida el resultado de un énfasis excesivo en fuentes espectaculares, como los relatos de guerra y las inscripciones reales. La propaganda de los reyes de Ur y Babilonia presentaba imágenes de campañas militares y castigos ejemplares, pero el análisis de los registros administrativos y las cartas personales de la época sugiere que la violencia estatal y comunitaria era, en realidad, poco común.

Si bien es cierto que los monarcas mesopotámicos lideraban campañas militares regulares, especialmente en las fronteras del reino, estas acciones no se traducían en una constante violencia doméstica. Las fuentes analizadas muestran que la justicia y la resolución de conflictos dentro de las ciudades se basaban en compensaciones económicas y sanciones sociales antes que en castigos físicos.

En el caso del Reino de Ur III, por ejemplo, las inscripciones y los nombres de los años conmemoran victorias militares, pero las cartas y documentos administrativos revelan que la sociedad interna de estas ciudades estaba organizada en torno a principios de cooperación y regulación pacífica de disputas. Un ejemplo claro de esta diferencia es el código legal del rey Ur-Nammu, que, si bien incluía la pena de muerte para ciertos delitos, en su mayoría privilegiaba las multas y compensaciones.

El estudio revela el papel preponderante de la reputación como mecanismo de control social. La exclusión de la comunidad o la pérdida de prestigio resultaban ser sanciones más efectivas que el uso de la fuerza. Este fenómeno se ilustra en el caso del comerciante Ea-nāṣir, cuya mala reputación en Ur derivó en pérdidas económicas significativas y en la imposibilidad de continuar sus negocios de manera efectiva. Las cartas enviadas a Ea-nāṣir por sus socios comerciales no contienen amenazas de violencia, sino más bien reproches por su falta de fiabilidad y advertencias sobre su imagen pública deteriorada.

Los autores también analizan la función de los códigos legales mesopotámicos, como el Código de Hammurabi. Lejos de ser una recopilación de castigos brutales, estos textos eran fundamentalmente declaraciones de principios que raramente se aplicaban en la práctica. Solo una pequeña fracción de los casos judiciales documentados en la época muestra la implementación de castigos físicos; la mayoría de los litigios se resolvían mediante multas, restituciones y arreglos entre las partes.

Asimismo, el estudio revela que la pena de muerte y la mutilación, cuando aparecían en las leyes, eran sanciones reservadas para delitos graves y su aplicación estaba supeditada a criterios políticos y sociales. En muchos casos, estas penas eran más un elemento disuasorio que una práctica efectiva.

El estudio de Garfinkle y Richardson desmonta la visión de una Mesopotamia gobernada por la violencia sistemática y presenta un modelo en el que la regulación social dependía más de la reputación y las sanciones económicas que de la coerción física. Al hacerlo, invitan a repensar los modelos tradicionales de formación del Estado y a reconocer que la estabilidad de las primeras civilizaciones pudo haber descansado en formas de control menos brutales de lo que comúnmente se supone.

FUENTES

Garfinkle, S. J., & Richardson, S. (2025). Community and State Violence in Middle Bronze Age Mesopotamia. Journal of the Economic and Social History of the Orient, 68(1-2), 161-199. doi.org/10.1163/15685209-12341641

Tomado de: https://www.labrujulaverde.com/2025...

Nota: los comentarios podrán ser eliminados según nuestros criterios de moderación.