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Lo de China

Martes.22 de abril de 2025 0 visitas Sin comentarios
Guillem Martínez, Ctxt. #TITRE

Guillem Martínez

1- Estamos viviendo la caída de otro muro. Zas. Igual era el muro de nuestro lado. Un muro que no se veía, si bien su caída permite ver otro paisaje, otra época, otro mundo. Tan grande y diferente que da miedo. Es el miedo de cuando te adentras en un nuevo e inexplorado planeta. Por ejemplo, Raticulín.

2- El presente articulete pretende ofrecer el minuto y resultado de esa caída de muro. Vivimos, recuerden, en el paréntesis de 90 días que ofreció Trump al mundo para que el mundo negocie con EEUU lo de los aranceles. Es decir, para que el mundo reformule –o no– su relación con EEUU. ¿Qué han contenido en su interior los últimos días de ese packde 90 días, esa cuenta atrás? No se vayan, que hoy tiramos la casa por la ventana, de manera que contestarán a esos interrogantes pichichis planetarios, como Paul Krugman o Thomas Piketty. Antes, no obstante, es importante aludir a lo que ha ocurrido en Argentina. Tal vez, un indicio del todo.

3- El actual gobierno argentino ha obtenido un crédito del FMI de 20.000 millones de dólares. No es el crédito habitual del FMI a Argentina. Es el sello, ruinoso, del fracaso de la revolución Milei, que queda plasmada como un destrozo social, un jalón violento y doloroso hacia la ruptura social y hacia una catástrofe económica que carece de nombre. En ausencia de otro, tal vez quede bien el palabro catástrofe. Se trata, con todas las letras, de una Catástrofe Económica. Algo sin precedentes. A saber: en Argentina no ha ocurrido un error, un fallo, una mala política económica. Ha ocurrido la más absoluta y vehemente ausencia de cálculo, salvo el del beneficio personal para una pequeña élite gubernamental. Lo de Argentina no es anecdótico. No es un caso aislado. Es la época. Tras más de cuatro décadas de neoliberalismo, de gobiernos que reinterpretan y reducen constantemente sus funciones y responsabilidades sociales, la política ha quedado reducida a un reino que no es de este mundo, sino que se debe a la pasión que pueda crear, a la realidad paralela que pueda fabricar. La política, esa región de la comunicación, queda delegada así en comunicadores. Gestionan la espuma, los sentimientos. Poco más. Por lo que ni siquiera consideran dentro de su responsabilidad gestionar la sanidad o la educación. Menos aún una pandemia, una DANA, la crisis de la vivienda, una crisis económica. Son políticos autoritarios aún más libres –es decir, aún menos responsables– que los de los años 30, pues aquellos debían dar cuentas a seres no verificados, como dios, la Historia o Alemania, mientras que estos solo deben comunicar exceso en redes, esa masa que, por cierto, tampoco precisa estadios, coreografías, multitud –las redes, en fin, son el estadio interior–. Esa clase de políticos y de política no se improvisa. Requiere décadas, años de selección y ensayo. Estamos asistiendo al culmen de esa dinámica y, tal vez, a su canto del cisne a partir de nuestros Mileis, Boris Johnsons, Mazones, Puigdemonts, Alvises, Abascales, Ayusos… Trumps.

4- Por lo demás, se va depurando, con asombrosa rapidez, los puntos básicos del trumpismo. El trumpismo es, así, básicamente, un solo punto, pero muy gordo. La hegemonía del Ejecutivo sobre el Legislativo y el Judicial, que desaparecen, zas –“En EEUU no gobierna la Corte o el Congreso. Gobierna el presidente”, ha dicho Marco Rubio; yo no lo podría haber dicho mejor–. Es el fin de la democracia, que no del voto. De ese hecho, de esa ausencia de control y de contrapoder ante un poder irresponsable, nacen el resto de hechos: a) las políticas –ilegales y contra los DDHH– de inmigración, b) los recortes y censuras en la universidad, c) los retrocesos en las libertades personales y colectivas, habituales en todo autoritarismo y, claro, lo de d) los aranceles. Y, en general, e) el delirio, pues se trata de políticas dramáticas, es decir, teatrales, que parten de decisiones absolutamente arbitrarias, no sustentadas en hechos reales y que, por eso mismo, no precisan, en primera instancia –o segunda, o tercera– de éxitos, de realizaciones. O, al menos, no los están teniendo, lo que parece no importar a Trump, como no le importa a Milei. Quizás la metáfora de ello sea la asunción, por parte del DOGE –la oficina gubernamental de Musk, el punto en el que se planteó el enfrentamiento con el Judicial y el Ejecutivo–, de que solo ha obtenido un 15% de los ahorros prometidos –no se puede recortar mucho más, en fin, un Estado recortado previamente a lo largo de más de cuatro décadas–. Y, aun así, ese 15% es una cifra abultada, falsa, según el NYT.

5- Sobre la ausencia de éxitos: a) esta semana se ha consagrado el choque entre el Judicial y el Ejecutivo, con el planteamiento del conflicto constitucional por parte del Judicial, precisamente por un tema de deportación ilegal de inmigrantes. Veremos cómo se traduce y en qué acaba ese conflicto. También esta semana –y esto es muy importante, uno de los cientos de elefantes en la sala– se ha planteado b) el conflicto entre el Ejecutivo y los militares: el Ejecutivo ha relevado de su cargo a la jefa de la base de Groenlandia, por falta de pasión, por las cítricas a la violencia oral vertida por el vicepresi Vance en su viaje la isla. Se trata de un indicio, la puntita de algo importante, en tanto que el estrato militar de EEUU es el único, en todo el continente, que nunca ha practicado el golpe de Estado. Fiel, con una tradición de honestidad y sentido de su deber –los militares de EEUU tienen un prestigio y cierto reconocimiento social de una suerte de honestidad cívica–, el estamento militar es hoy un enigma. ¿Tolerará, sin más, el fin de un orden constitucional de más de 200 años? Y, claro, esta semana también se ha formulado, más y mejor, el tema c). Los aranceles, ese intento de practicar las relaciones internacionales a partir de la violencia –económica, por ahora–. ¿Qué está sucediendo?

6- The Economist (TE) cree que está sucediendo una guerra comercial entre EEUU y China. Lo que no es un punto de vista muy original, pues la guerra comercial planteada es más grande aún que ese conflicto, de por sí gigantesco. La originalidad es que TE observa como singular no ya la escalada emitida por Trump, sino la escalada posterior emitida por China –China, recuerden, ha anunciado que está dispuesta a “luchar hasta el final”; lo que suele ser mucho–, que TE valora como un indicio de que China cree que puede ganar el conflicto. EEUU, al menos, no podrá soportar la inflación y el descontento social, apunta TE, mientras que China tan solo tendría que respaldar su economía –ya lo hizo en 2007-09, cuando chutó a su economía 590.000 millones de dólares–. China ya ha empezado a emitir medidas en esa línea: a) bajando los intereses y b) desacoplando su economía de la de EEUU. Por todo lo alto. Y con actos inesperados. No se los pierdan.

7- Por ejemplo, suspendiendo los pedidos chinos a la prestigiosa firma Boeing, que se tendrá que comer sus aviones con patatas –empieza, parece una edad de oro para la europea Airbus–. Y como la medida aún más espectacular, radical, inesperada y tan difícil de entender que la prensa europea y norteamericana parecen haber omitido de su agenda. Se trata, agárrense, de la voladura china no de un gaseoducto, sino de algo aún más aparatoso: el mercado del Gas Natural Licuado / GNL.

8- A finales de la semana pasada, China suspendió de manera abrupta, vía piticlín-piticlín, todas las importaciones de EEUU de GNL. Pumba. Se trata de más de 4,4 millones de toneladas / 2.400 millones de dólares anuales. Lo suficiente como para crear pánico y pérdidas diarias millonarias en la economía de EEUU. Al parecer, China ha revendido a la UE una buena parte del GNL rechazado, que lo ha recibido como agua de mayo. China puede hacerlo. No es un país productor de gas, pero controla una parte del mercado gracias a los contratos a largo plazo firmados con países productores. Lo que le permite ofrecer GNL a precios bajos, simplemente como medida política –EEUU, al parecer, desea del mundo, a cambio de rebajar aranceles, venderle gas y petróleo; a la UE, gas, petróleo, armas y servicios sin tasa Google, ha explicitado Scott Bessent, secretario del Tesoro–. Lo que está haciendo, llevando al garete el mercado del GNL. Lo que nos lleva a hacer un inciso.

9- Se abre el inciso. Esto de China con el GNL explica cómo las gasta China. No improvisa. Siempre tiene plan B. Porque, a diferencia de EEUU –no se pierda a Krugman/punto 11–, siempre tiene plan A. Y hace apuestas, por ahora, más fuertes. Pero lo del GNL explica más cosas. Explica que China y la UE están destinadas a entenderse, de una manera más o menos intensa –que ya veremos–, pero inverosímil antes de la caída de este muro. Me dicen que uno de los entendimientos, el límite superior de esos entendimientos, sería el euro. China, junto a Japón, el Estado poseedor de más bonos de deuda EEUU, precisa, como todo el mundo, unos bonos de deuda fuertes, fiables, en los que invertir. Y que esos bonos podrían ser los europeos, si la UE finalmente se atreve a emitirlos –este es el momento de hacerlo, amiguitos–, ante la mala calidad y el futuro aciago de los bonos EEUU. Por lo mismo, China puede apostar por el euro como moneda internacional en las transacciones, sustituyendo al dólar, lo que sería la puntilla final al dólar, un dólar seriamente enfermo, por otra parte. A saber: a) el Financial Times informa que el valor de su deuda está por las nubes –al 4,6%, en el momento en el que escribo estas líneas; es su mayor subidón desde los 80; se dice rápido–. Y b), el dólar ha perdido mojo aún antes de esta crisis: esta mañana a primera hora el dólar supone el 57,8% de las reservas mundiales. Lo que es mucho. Pero no tanto: en los últimos 10 años, ese volumen de reservas en dólares –que hacen los Estados en una apuesta por la estabilidad– ha descendido en un 7,3%. Sí, Meloni ha visitado EEUU y se ha declarado ultrasur de Trump. Pero las alianzas comerciales no las hacen los Estados, sino la UE, es decir, la Comisión. Y la época conduce a la Comisión a apoyar el viaje de Sánchez a China, antes que el de Meloni a EEUU. En contrapartida a este hecho diáfano es preciso señalar que, en efecto, la Comisión tiene problemas para leer la época desde, al menos, 2008. Fin del inciso.

10- Krugman, Nobel de Economía, precisamente por sus trabajos en nueva teoría del comercio y nueva teoría de la geografía económica, matiza esos puntos de vista desde su propia publicación, una vez que, el pasado diciembre, y argumentado el inicio de una nueva época en el planeta –Trump, vamos–, abandonaba el NYT, cabecera desde la que se convirtió en, sin duda, el periodista político más influyente de EEUU. No se pierdan su punto de vista. Sencillo, operativo, didáctico. ¿Qué está ocurriendo?

11- Krugman parte de la confusión trumpista ante los aranceles, frente a la cual están los criterios diáfanos de China. China, dice, “entiende lo que significa el comercio y las guerras comerciales”. Sobre el comercio, plantea esta fabulosa definición: “no se trata de lo que puedas vender, sino de lo que puedas comprar”. Es decir, que exportamos, simplemente, “para pagar las importaciones”. Y las exportaciones de EEUU a China son cutres, de bajo valor añadido. Básicamente, agricultura. Vamos, que “China puede sustituir fácilmente a EEUU”, pero no EEUU a China. De hecho, el mayor riesgo que corre EEUU es revivir, a lo bestia, lo vivido durante la pandemia: la interrupción de las cadenas de producción. No fabricar por falta de materiales. “¿Está EEUU en manos de China?”, se pregunta. Se responde que “no” –a lo que agrega algo que debo escribir en negrita, pues es la esencia de lo que vivimos y de lo que viviremos–, “pero EEUU no está en manos de buenos líderes, de un liderazgo inteligente y lúcido”. Krugman, en fin, se plantea la selección negativa neoliberal, intensificada por el trumpismo, como la clave. Y aquí es donde desgrana el plan de Trump. Es, oficialmente, usar los aranceles “para aislar a China”. Un plan que Krugman considera fallido. Por cinco razones. La 1) es que, si ese fuera en verdad el plan, EEUU debería guardar ese plan en secreto. Si no lo es, si se ha filtrado, ha sido para que parezca, precisamente, que hay un plan. Glups. Ese plan –filtrado, por cierto, por Bassent, el secretario del Tesoro– “no es una exclusiva a la prensa, sino un intento de influir en Trump”. Vamos, que el círculo íntimo de Trump habla con Trump a través de la prensa, ese indicio de ausencia de coordinación y de inteligencia en los sistemas propagandísticos y verticales. Socorro.

12- La razón 2) es que Trump, a estas alturas, ha dilapidado su credibilidad con la cosa aranceles. Por lo que, por ausencia de esa credibilidad, no puede asociarse con terceros países para aislar a China –otro indicio de que lo de Meloni con Trump es un estado de ánimo, no una idea de Estado, por cierto–. La razón 3) es que no hay razón alguna para que un gobierno de la UE quiera asociarse a EEUU contra China –sí, Meloni; ninguna otra extrema derecha en el poder, parece–. La 4) es que “la administración Trump está utilizando un cuchillo para intervenir en un tiroteo”. Es decir, que China posee más mecanismos que EEUU en esta crisis. Uno de ellos es la ausencia de elecciones. A diferencia de Trump & the Mar-a-lagorettes, Xi Jinping & The Politburoettes no se juegan su cargo con tanta inmediatez. La razón 5) es brutal –y espero que así lo entienda la Comisión, snif–: “la caída de valores democráticos aísla a EEUU. ¿Quién quiere aliarse con un Gobierno como el de EEUU?” –Meloni, la extrema derecha europea fuera de la órbita húngara; poco más, por ahora–.

13- Desde otro análisis académico, Piketty coincide y amplia a Krugman en su artículo –el título es importante– EEUU está perdiendo el control del mundo. La idea motor del artículo: “tenemos que imaginar el mundo sin EEUU”. Resume el proyecto de Trump con los aranceles a través de esta imagen brutal: “EEUU quiere recibir un tributo para financiar su déficit eternamente”. Ese plan surge del hecho de que las élites políticas no saben cómo reaccionar ante el debilitamiento económico del país, de manera que la única idea es tomar minerales de Ucrania y Groenlandia, y recuperar la gestión de Panamá. “EEUU quiere ser la Europa colonial, olvidando que se construyó en 1945, sobre la destrucción del orden colonial europeo y con un modelo de desarrollo basado en la democracia y la educación”. El olvido de esos hechos socava, estructuralmente, “el prestigio moral y político” propio de la gran potencia que fue –es decir, que ya no es– EEUU. ¿Qué debe hacer Europa en este momento? Comparte con Krugman la idea de una aproximación a China, el único plan en todo este conflicto. Y explica y matiza esa aproximación: Europa/UE debe “reformar el FMI y el Banco Mundial”, de manera que los BRICS accedan a esas instituciones y las modulen, o “los BRICS” –recuerden: Brasil, Rusia, China y Sudáfrica, en primera instancia– “construirán su orden, bajo liderazgo de China y Rusia”.

14- Piketty es un pensador leído por los Gobiernos europeos. Tanto como es ignorado en las políticas europeas. Sería bueno que la Comisión, que no tuvo su momento Hamilton en la pandemia, tenga un momento de cierta inteligencia, sentido de la época y operatividad en esta caída del –otro– muro.

Fuente: https://ctxt.es/es/20250401/Politic...

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