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La otra guerra que también recordamos (y denunciamos) este mes: Libia

Domingo.24 de septiembre de 2023 299 visitas Sin comentarios
Con motivo de las convocatorias mensuales por la Paz en Ucrania. #TITRE

Grup Antimilitarista Tortuga

Este día 24 de septiembre se cumple un año y siete meses del inicio de la guerra de Ucrania, luctuoso hecho que nos convoca en esta plaza cada día 24 de mes para pedir el final de las acciones bélicas e instar a las partes enfrentadas a resolver sus diferencias mediante el diálogo.

No obstante, como bien sabemos, la de Ucrania no es la única guerra que asola a la humanidad. Queremos aprovechar estas convocatorias para, además de pedir la paz para Ucrania, recordar otros escenarios igualmente destructores de la vida y dignidad humana y la naturaleza.

Hoy vamos a hablar brevemente sobre la guerra de Libia.

El actual conflicto que mantiene a Libia en la actualidad como un estado fallido, repartido entre distintos poderes regionales que luchan entre sí en el campo de batalla por el control de las riquezas del país y por la hegemonía política, tiene su origen en 2011. Ese año diversos estados occidentales, aprovechando el contexto político y social llamado "Primavera Árabe", logran desestabilizar Libia, para posteriormente implicarse militarmente en la crisis, siendo decisivos en la derrota del gobierno presidido por Gadafi y en la fundación de un estado gobernado por las facciones a las que habían prestado su apoyo.

Desde el primer momento la gobernación del nuevo estado resulta difícil, ya que los diversos grupos militares y yihadistas que habían combatido el gobierno de Gadafi mantienen su poder bélico y lo emplean para obtener ventajas. El país pronto se disgrega en un sinnúmero de pequeños grupos armados que luchan entre sí por el control de diversas ciudades y regiones, así como del gobierno central.

En 2014 el general Haftar, con el pretexto de restaurar el orden frente a las numerosas milicias y señores de la guerra, da un golpe de estado que, con el nombre "Operación Dignidad", tratará de establecer un gobierno militar en el país. El golpe fracasa y Libia queda dividida entre las regiones occidentales, cercanas a la capital Trípoli, bajo control de la alianza de las facciones tribales islamistas denominada "Amanecer Libio", y la región oriental, cuya principal ciudad es Bengasi, más o menos bajo el control del ejército de Haftar. Se inicia así una guerra civil por el control del territorio. En dicha guerra, que ya dura una década, y que también tiene componentes de rivalidad tribal y oligárquica, los contendientes son, por una parte sectores del Este del país, de identidad más bien militar y laica, apoyados inicialmente por Egipto y Emiratos Árabes y más tarde por Rusia con su PCM Wagner. En el Oeste hay un conglomerado de facciones en pugna entre sí y que se reparten diferentes ciudades, próximos al movimiento Hermanos Musulmanes, que son apoyadas por Turquía y Qatar.

Por si fuera poco, en 2015 aparecen en Libia fuerzas militares del Estado Islámico que vienen huyendo de la guerra de Iraq y Siria. Estos sectores, vinculados a Al Qaeda y con apoyos en Libia, se apoderan de varias regiones del país, resultando así una guerra a tres bandas en la que también se implican estados extranjeros como EEUU y otros de la OTAN. Cabe decir que el principal objetivo de todas estas operaciones bélicas es hacerse con el control de los ricos pozos petrolíferos del Golfo de Sirte, en el centro del país.

En un par de años las tropas del Estado Islámico son derrotadas y, sin desaparecer del todo, quedan como una fuerza residual. Al mismo tiempo, bajo auspicio internacional se habían iniciado una serie de conversaciones de paz. Estas negociaciones alumbraron todo un rosario de acuerdos para lograr gobiernos de concierto y unidad nacional. Pero dichos acuerdos fueron sistemáticamente violados por unas y otras partes sin que en ningún momento la guerra se detuviera. En la ciudad de Bengasi se dieron protestas contra la guerra y acciones masivas de desobediencia civil a la misma. Estas acciones noviolentas fueron resueltas con masacres por parte de las tropas de Haftar.

Durante todo el conflicto las violaciones de los derechos humanos han sido una constante. Como en toda guerra, ha habido miles de muertos, mutilados y desplazados, pero en ésta, debido al alto número de facciones participantes, los crímenes de guerra y los crímenes de lesa humanidad, cometidos en su mayoría por el ejército de Haftar, han sido muy significativos. Años después, además de esos daños concretos contra seres humanos, el país continúa dividido y en una situación de desgobierno, como ha podido comprobarse recientemente en las inundaciones que ha sufrido el país, cuya gran mortandad hubiera sido minimizada si el país hubiera gozado de un mínimo de eficiencia administrativa.

En Libia, como en Ucrania, es urgente el alto el fuego. Es indispensable la retirada completa del sinfín de países extranjeros que están apoyando a unos y otros actores con el suministro económico, armamentístico e incluso de implicación bélica. Es urgente impedir el saqueo del petróleo y de otros recursos del país por parte de multinacionales extranjeras. Es necesario establecer verdaderas negociaciones de paz que estudien las necesidades y reclamaciones de todos los sectores sociales en conflicto a fin de poder llegar a la solución más satisfactoria posible para todas las partes. Solo de esta manera podrá haber una Libia próspera, segura y en Paz.

Por un mundo sin guerras, sin negocio de armas, un mundo solidario y acogedor; por un mundo en Paz.

Elx, 24 de septiembre de 2023.


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