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La familia del fallecido en Estepona durante una detención policial denuncia la desaparición de cámaras, de testigos y que no tiene acceso al cadáver

Miércoles.5 de febrero de 2025 189 visitas Sin comentarios
Como suele suceder en la mayoría de los casos de muertes bajo custodia policial, todo es ocultación del cadáver y falta de respuestas convincentes. #TITRE

«Mis niños preguntan por su papá», el desgarrador testimonio sin respuesta sobre el fallecido en Estepona

Su familia denuncina el trato inhumano que han recibido al no poder despedirse de Juan Antonio ni a poder ver su cuerpo.

Elena Castillejo

Han pasado más de diez días desde la trágica y misteriosa muerte de Juan Antonio Hans, un conocido empresario sevillano, en el hotel Ona Valle Romano de Estepona. Su viuda, Cristina, y su hermano Javier siguen con la incertidumbre y sin haber podido ver el cuerpo ni obtener respuestas claras sobre lo ocurrido esa noche del 23 de enero.

Según nos cuenta Cristina en exclusiva a Área Costa del Solde, la noche comenzó con una serie de acontecimientos desconcertantes. Juan Antonio se encontraba en el bar Peña, un establecimiento frecuentado por trabajadores de la zona. Los empleados del bar, se alarmaron por el comportamiento «extraño» del empresario, quien afirmaba estar siendo envenenado,por lo que llamaron a la Policía Nacional. Una agente consiguió calmarlo al principio, identificándolo con sus datos personales y solicitando una ambulancia.

Sin embargo, según el atestado policial, Juan Antonio rechazó la asistencia médica en ese momento. Tras proceder a quitarle los grilletes en el mismo bar, los agentes lo trasladan al hotel Ona Valle Romano. La situación se complicó cuando Juan Antonio, visiblemente alterado, comenzó a manifestar nuevamente su miedo de ser asesinado. Llamó desesperadamente a su mujer, Cristina, diciendo: “Me quieren matar, están quitando las cámaras…”, antes de colgar rápidamente.

Cristina, enfermera de profesión, preocupada por la situación, y conociendo lo que su marido podría estar sufriendo contactó al 112 para solicitar una ambulancia, explicando que su marido estaba sufriendo un brote psicótico. Sin embargo, ese servicio fue anulado por razones que la familia aún desconoce. Posteriormente, cuando la Policía Nacional regresó al hotel, Juan Antonio realizó otra llamada angustiosa a su hermano Javier, en la que se escucharon gritos de dolor y una desesperada súplica: “No me matéis, tengo dos niños pequeños…”. Fue la última vez que su familia escuchó su voz.

Cristina y Javier relatan con voz entrecortada la odisea que vivió su familia tras esa llamada final. La ambulancia que finalmente acudió al lugar fue solicitada por los propios agentes, pero solo llegó cuando Juan Antonio ya se encontraba en parada cardiorrespiratoria. “Si la ambulancia que yo pedí hubiera llegado, quizás mi marido estaría vivo”, lamenta Cristina.

La familia también denuncia irregularidades en el manejo del caso. No han tenido acceso al cuerpo de Juan Antonio, ni al acta de levantamiento del cadáver, ni al informe preliminar de la autopsia. “Queremos verlo, despedirnos, saber qué pasó. Esto es inhumano”, reclama Cristina.

Otro aspecto inquietante del caso es la ausencia de registros de las cámaras de seguridad del hotel. La familia afirma que, al acudir allí, notaron que no había cámaras en las zonas clave donde ocurrieron los hechos. Cristina recuerda las últimas palabras de su marido sobre la supuesta manipulación de las cámaras y se pregunta si sus temores eran, en efecto, una percepción distorsionada o una realidad.

Además, los trabajadores del hotel se han mostrado reacios a hablar sobre lo sucedido. Un detalle llamativo es la presencia de una empleada que inicialmente habla con su hermano Javier cuando ocurre todo, pero cuando los familiares se personan en el hotel, el propio director les comenta que esa chica ya se encuentra en Barcelona. Ahí es cuando Cristina decide buscarla en redes sociales y confirma que esa misma persona sí estaba en el momento que acudieron a ver que había sucedido.

Cristina y Javier exigen respuestas. No solo buscan ver el cuerpo de Juan Antonio y darle sepultura, sino también esclarecer los hechos. “Queremos la verdad. Ocho agentes no deberían haber tenido problemas para controlar a una sola persona sin que esto terminara en tragedia”, afirma Javier.

La familia hace un llamado a posibles testigos, especialmente a quienes se encontraban haciendo el registro de entrada en el hotel durante el incidente, para que aporten información que pueda ayudar a esclarecer los hechos.

Este caso ha dejado una herida abierta en una familia que lucha contra el dolor de la pérdida y la frustración de la falta de respuestas. Mientras las autoridades continúan su investigación, Cristina y Javier solo quieren una cosa: la verdad.

Fuente: https://www.areacostadelsol.com/202...


La familia del empresario fallecido en Estepona exige ver el cuerpo y aclarar su muerte

Su mujer exige respuestas tras la muerte de su marido, Juan Antonio Hans Checa, ocurrida en extrañas circunstancias hace más de una semana.

Elena Castillejo

Han pasado ya más de diez días desde la muerte del empresario sevillano Juan Antonio Hans Checa en un hotel de Estepona, y su viuda, Cristina Navarro, sigue sin poder ver su cuerpo. «No puedo llevarme a mi marido sin ver que es él. No entiendo por qué no nos dejan», declara con indignación. La familia reclama no solo poder despedirse de Juan Antonio, sino también que se esclarezcan las causas de su fallecimiento, que consideran «extrañas».

El trágico suceso ocurrió la noche del 23 de enero, cuando Hans Checa, de 41 años, falleció tras ser reducido por hasta ocho agentes de la Policía Nacional. Los agentes fueron requeridos por su «estado de nerviosismo» en un hotel de Estepona, adonde había regresado tras un primer altercado en un bar de la zona. A pesar de haber presentado una hoja de reclamaciones en el Instituto de Medicina Legal (IML) de Málaga y de interponer un recurso de reforma ante el Juzgado Número 7 de Málaga, la familia sigue sin obtener autorización judicial para reconocer el cadáver.

Según informó la Policía Nacional, el primer incidente se produjo alrededor de las seis de la tarde en el bar Peña de Estepona, donde Hans Checa estaba «alterado». Los agentes consiguieron calmarlo y lo acompañaron a su hotel. Cristina Navarro explica que su marido solía sufrir «brotes de alucinaciones» y que, aunque se había medicado anteriormente, se encontraba estabilizado. Aquel día, decía que lo estaban «envenenando».

Posteriormente, a las 21:40 horas, la Policía fue llamada de nuevo al hotel Ona Valle Romano debido a la actitud agresiva del empresario. Los agentes intentaron reducirlo empleando «la mínima fuerza imprescindible» y grilletes reglamentarios. Fue en ese momento cuando Hans Checa entró en parada cardiorrespiratoria. Los agentes intentaron reanimarlo con maniobras de RCP y un desfibrilador, sin éxito.

En un intento desesperado por ayudar a su marido, Cristina, que es enfermera, llamó al 112 alertando que sufría un posible brote psicótico. «Siento que los protocolos deben adecuarse a cada caso y creo que no se hizo así», lamenta.

Ahora, Cristina Navarro busca respuestas y poder despedirse de su marido. «Echa en falta más información frente a tanto silencio», afirma. La familia espera que el recurso interpuesto permita esclarecer lo sucedido y dar finalmente sepultura a Juan Antonio en Lora del Río, su localidad natal.

Fuente: https://www.areacostadelsol.com/202...


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