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La Escuela y la Prensa como elementos de adoctrinamiento para la guerra

Sábado.3 de septiembre de 2011 1021 visitas - 2 comentario(s)
Se pone como ejemplo la I Guerra Mundial #TITRE

La I guerra mundial (1914-1918) fue la conflagración liberal-progresista por antonomasia, la consecuencia de la militarización de Europa que llevaron a efecto todos los regímenes liberales, surgidos precisamente con tal fin. Aquella fue una espantosa carnicería, algo nunca visto anteriormente, con 8,5 millones de muertos militares y unos 8,7 millones mas de fallecidos civiles (sin incluir los óbitos por enfermedades resultantes del conflicto); con batallas que dejaron más de un millón de bajas (como la del Somme), y una guerra de trincheras espeluznante.

Pues bien, es inobjetable que las instituciones responsables en primera instancia de tal atrocidad fueron dos. Una la escuela primaria estatal, que al asegurar a millones de niños, desde el ultimo tercio del siglo XIX, el “derecho a la educación”, y al realizar “la democratización de la cultura”, alteró sus cerebros con un patriotismo homicida que se manifestó luego como fanática determinación de pelear en aquella guerra injusta, imperialista, por ambos lados.

La otra fue la gran prensa masiva que, según exponen los
devotos del sistema, debía formar a las gentes en el civismo y los valores
democráticos, pero que en realidad envenenó las mentes con un sinfín de
embelecos y mendacidades, logrando que la juventud marchara contenta
al campo de batalla y en él permaneciera.

Las dos entidades constituidas
por la revolución liberal para “educar al pueblo”, la escuela y la prensa,
fueron la causa de la catástrofe, junto con el parlamento, los partidos políticos
y los intelectuales, hirvientes de odio chovinista en todas partes. Si
a éstos sumamos los nuevos elementos de combate proporcionados por
la gran industria moderna, y el ferrocarril, sin el que no habría podido
mantenerse una lucha tan encarnizada durante mas de cuatro años, encontramos
que la I guerra mundial fue una primera manifestación, bien
expresiva sin duda, de la modernidad triunfante, como totalidad.


Texto tomado del libro de Félix Rodrigo Mora “La Democracia y el Triunfo del Estado: Esbozo de una revolución democrática, axiológica y civilizadora” (Ed. Manuscritos).

  • Como ayer por la tarde no tenía trabajo (cosas de la crisis) me quedé medio traspuesto viendo Saber y Ganar con el inmortal Jordi Hurtado y luego el programa de la dos, que iba de viajes. Hablaban de Buthán, ese mini país perdido en el Himalaya junto a Nepal. Además de comentar un rato sobre que la principal política de ese estado, que es más o menos una monarquía feudal budista con menos de un millón de habitantes, es algo así como que todos los súbditos obtengan la “felicidad nacional bruta”, y para ello organizan todo tipo de iniciativas y comisiones (de agricultura, de participación política, de armonía con el medio ambiente, de valores culturales…) me hizo gracia un dato. Bután es el último país del mundo al que llegó la televisión. Hace diez años, según el programa, e internet nueve. Justo a partir de ese momento se han disparado las tasas de drogadicción, alcoholismo, delincuencia, violencia callejera y homicidios, problemas prácticamente inexistentes en el país hasta entonces.

    Pues eso, que lo veo muy relacionado con lo que se dice en el anterior artículo.

  • La Escuela y la Prensa como elementos de adoctrinamiento para la guerra

    4 de septiembre de 2011 19:19, por Nowhere Man

    Coincido bastante con lo que expone el autor. Por un lado, una escuela dependiente del estado nunca nos va a acompañar en el camino de nuestro desarrollo como personas, sino que nos va a adoctrinar en los intereses del Poder; por el otro, en un régimen liberal, la prensa no deja de ser el sujeto en el que el estado privatiza la censura. Mientras la libertad de información no se extienda a todas las capas sociales en igualdad de condiciones, no será nada distinto al monopolio del estado y las empresas que lo conforman para elegir qué puede decirse y qué no.

    No hay que olvidar el papel destructivo de la tecnología en esta guerra, lo cual debe hacer plantearnos si, al menos en nuestra sociedad, es posible prescindir de los aspectos negativos de ésta.

    Por último, como curiosidad, es durante la Primera Guerra Mundial cuando Edward Berneys (sobrino propagandista de Freud) es contratado por el gobierno de Estados Unidos para manipular la opinión pública desde la prensa. Una vez terminada la guerra, y convertido el presidente Wilson en un héroe, advierte que puede utilizar en tiempos de paz las mismas técnicas que había utilizado estos años. Es así como empieza a promocionar productos apelando al subconsciente y no a la razón.