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Ida Wells, coetánea de Gandhi, un ejemplo de noviolencia en USA

Miércoles.22 de enero de 2025 36 visitas Sin comentarios
Política Noviolenta. #TITRE

Ida Bell Wells, (1862-Chicago, Illinois, 25 de marzo de 1931) fue coetánea de Gandhi (Porbandar, 2 de octubre de 1869-Nueva Delhi, 30 de enero de 1948) pero es muchísimo más desconocida que Mahatma. Sin embargo, su vida fue un ejemplo de noviolencia y de resistencia civil continuada en luchas por los derechos de las mujeres, a favor del sufragismo y contra el racismo, es decir, una vida dedicada a fomentar el cambio social.

Nació siendo esclava, unos meses antes de que Abraham Lincoln dictara la orden de emancipación de los esclavos afroamericanos en septiembre de 1862. Que una niña negra, nacida en el Estado sureño de Mississippi y en una época salvaje, lograra alfabetizarse, estudiar, independizarse, trabajar como periodista de investigación y militar como sufragista y defensora de los derechos civiles es una proeza. En realidad, lo sería para cualquier mujer, pero para una mujer negra, en ese contexto histórico, es algo sencillamente increíble.

Primeros años

A la edad de catorce años perdió a sus padres y a un hermano de nueve años, fallecidos por fiebre amarilla durante una epidemia que asolaba el sur de Estados Unidos. Después de los funerales, el entorno próximo a la familia decidió repartir a los seis hermanos restantes entre diferentes tíos y tías. A Wells no le pareció buena idea que la familia se separase y para ello decidió ir al instituto y encontrar trabajo como profesora en un colegio para personas negras. A pesar de las dificultades, pudo continuar su educación trabajando en el Rust College en Holly Springs.

En 1880, con dieciocho años, Wells se trasladó a Memphis con sus hermanos, a excepción de uno de quince años. Allí obtuvo un trabajo de verano y cuando le era posible acudía a las sesiones de verano de la Fisk University en Nashville.

Contra la segregación racial en el ferrocarril

Era 1884, 71 año antes del sonado incidente protagonizado en un autobús por Rosa Parks.

En 1884, en una campaña en contra de la segregación en el ferrocarril local, cuando un conductor de la Chesapeake, Ohio & South Western Railroad Company (Compañía de ferrocarriles) le obligó a cederle un sitio a un hombre blanco mandándola al vagón de las personas negras, que estaba a rebosar. Así fue como Wells se negó a ceder su sitio 71 años antes de que Rosa Parks lo hiciera.

La Civil Rights Act of 1875 (Ley de derechos civiles de 1875), que prohibía la discriminación por raza, credo o color en teatros, hoteles, transportes u otros lugares públicos fue declarada inconstitucional en los Civil Rights Cases (Casos de Derechos Civiles) de 1883 y muchas de las compañías de ferrocarriles podían continuar con la segregación racial de sus pasajeros. Sin embargo, cuando Ida B. Wells regresó a Memphis, inmediatamente contrató a un abogado para demandar a la compañía de ferrocarril, ganó el caso en el tribunal local, pero la compañía apeló en la Corte Suprema de Tennessee la cual dio la vuelta a la sentencia. Fue aquí cuando Wells empezó a escribir bajo el pseudónimo de Iola.​

Ida B. Wells aprendió pronto, y por experiencia propia, a desconfiar de los blancos. La victoria que consiguió en primera instancia en su caso contra la compañía ferroviaria fue posteriormente revocada por el Tribunal Supremo del Estado de Tennessee. «El sistema judicial de este país está enteramente en manos de la gente blanca», escribió Wells. «A esto hay que añadir el prejuicio inherente contra las personas de color, con lo que se verá claramente que un jurado blanco encontrará inevitablemente culpable a un acusado negro si hay la menor evidencia para justificar tal hallazgo». Las estadísticas, 126 años después de que escribiera estas líneas, parecen darle la razón: en 2020, más del 41% de los presos sentenciados a muerte en Estados Unidos (2.555 personas) eran negros; en cambio, el porcentaje de población negra del país no llega al 13,5%.

Contra la prohibición a los negr@s de ir en primera línea de las manifestaciones sufragistas

Otro dato impresionante de su biografía y altamente paradójico, dado que supone luchar contra una discriminación dentro de la lucha contra otra discriminación, es el siguiente:

Por otra parte, durante las manifestaciones por el derecho al voto de la mujer, Wells se opuso a la segregación negándose a ponerse detrás de la marcha por ser de negra, un gesto que le hizo ganar reconocimiento. En 1889 empezó a trabajar de redactora al tiempo que se convirtió en copropietaria del periódico Free Speech (Libertad de expresión) en contra de la segregación que se publicaba en Memphis.

Trabajo como periodista

Los negros podían ser linchados impunemente por el simple hecho de ser «descarados» con los blancos o por «no ceder el paso en la acera a una persona blanca si esta se lo exigía». La turba podía linchar a un negro por un delito imaginado (el más común era el de la violación de mujeres blancas, había una verdadera obsesión con ese tema) incluso después de ser declarado inocente por un jurado. Para más señas: por un jurado enteramente blanco y en un tribunal presidido, obviamente, por un blanco. Ni siquiera eso los ponía a salvo.

Ida B. Wells estuvo viajando por el sur del país buscando testimonios y documentación, haciendo lo que hoy se conoce como periodismo de investigación, en un momento en que el género no estaba aún desarrollado. En sus artículos publicaba el resultado de sus pesquisas. En concreto, en 1892 publicó un famoso panfleto titulado: Southern Horrors: Lynch Law in All Its Phases (Los horrores del sur: La ley de linchamiento en todas sus fases), que junto a otro titulado A Red Record (Un logro rojo), fueron el inicio de su documentada investigación y campaña contra los linchamientos. Habiendo contrastado diferentes casos de linchamiento de hombres negros acusados de violar a mujeres blancas, concluyó que en el sur de Estados Unidos se utilizaba la excusa de supuestas violaciones para provocar esta forma de ejecución sin mediación del sistema judicial. Argumentaba que detrás estaba la reacción de personas blancas que se sentían amenazadas por el progreso económico de las personas afroamericanas, y en su percepción de superioridad blanca respecto a la inferioridad innata del hombre negro.

(Recomiendo seguir el vínculo de A Red Record. Escalofriante, indignante y un grandísimo ejemplo de lo que es la violencia directa, estructural y cultural en acción. ¿Cómo los negros pudieron aguantar y cómo los blancos fueron capaces?).

Sacar a la luz todo esto puso en peligro su vida y Wells se vio obligada a abandonar la ciudad y trasladarse a Chicago. Muchas personas afroamericanas decidieron también irse de la ciudad mientras otras organizaron boicots a los negocios segregacionistas.

Ida B. Wells murió en Chicago hace 90 años, el 25 de marzo de 1931. Tuvo que esperar hasta 2020 para obtener el más alto reconocimiento de la prensa en Estados Unidos. En 2020 se le concedió el premio Pulitzer a título póstumo.

Boicot a la Exposición Mundial Colombina de Chicago (1893)

Wells y más líderes negros organizaron en 1893 un boicot a la Exposición Mundial Colombina de Chicago con un panfleto repartido durante la misma cuyo título era Why the Colored American Is Not in the World’s Columbian Exposition (Por qué los americanos de color no están en la Exposición Universal de Chicago) y que detallaban en inglés y otros idiomas el linchamiento a los negros que se estaban produciendo en el sur del país. Wells comentó al abolicionista, activista por los derechos civiles e ideólogo blanco, Albion Tourgée, que habían repartido en la feria 2.000 copias del panfleto.

Denuncia de la discriminación racial en Gran Bretaña

En 1892, auspiciada por la activista británica en contra de la discriminación racial, Catherine Impey, Wells fue a Gran Bretaña. Impey era una opositora del imperialismo y defensora de la igualdad, que quería dar a conocer a la opinión pública de su país el linchamiento de que estaban siendo víctimas los hombres negros. Ambas fundaron la Sociedad para el Reconocimiento de la Hermandad Universal del Ser Humano. La exposición de la situación por parte de Wells estuvo acompañada de una foto de niños blancos pasando por debajo del cadáver de un hombre negro colgado; sin embargo, el público reaccionó con escepticismo y le pagaron tan poco que apenas pudo pagar los gastos del viaje.

Vio con especial tristeza cómo eran recogidas en la prensa inglesa las noticias sobre la violencia contra los negros americanos. El Times de Londres, en un ejercicio supremo de cinismo y frío cálculo capitalista, desaconsejaba estas prácticas, pero no por inhumanas sino en aras de la productividad: «La matanza de negros por turbas sedientas de sangre no es un hecho infrecuente y no conduce al éxito de la industria. (…) El trabajo negro, que significa, en el mejor de los casos, trabajo ineficiente, aún debe confiarse a ellos en gran medida, y este terrorismo espasmódico disminuye aún más su eficiencia».

El recurso de la violencia

Los horrores que vivió le llevaron a radicalizarse:

«Las únicas veces en las que un afroamericano ha sido asaltado y ha podido escapar ha sido cuando tenía un arma a mano y la usó en defensa propia», afirma Ida en uno de sus escritos más revolucionarios. «La lección que esto nos enseña, y que cada afroamericano debería sopesar bien, es si el rifle Winchester debería tener un lugar de honor en cada hogar negro, con el objeto de ser utilizado para conseguir la protección que la ley le niega».

Clamaba para que la violencia directa que sufrían los negr@s fuese frenada por las estructuras, pero veía que las estructuras de la época sólo les devolvían más violencia estructural.

¿Es entendible que una mujer que lucha con métodos noviolentos típicos toda su vida y que no consigue avances significativos acabe radicalizándose hacia la violencia? Es muy entendible, pero con ello, en mi opinión, sólo acaba por caer atrapada en la espiral de violencia que se fomenta desde el bando racista y que complica más la solución noviolenta.

He incluido a Ida Wells en esta recopilación de resistencias noviolentas porque me parece que su vida fue un ejemplo de lucha continuada para cambiar la sociedad por medios noviolentos. Los lectores juzgarán si es merecido. En mi opinión, muchas veces somos demasiado exigentes con la noviolencia y, rápidamente, desdeñamos a muchas personas por unas declaraciones desafortunadas, en nuestra opinión, y damos la espalda a vidas de compromiso y coherencia.

Recurso en vídeo:

Fuente: https://www.politicanoviolenta.org/...

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