Cantona: «Había escuchado cantos racistas miles de veces, pero el día de la patada exploté y los periodistas me destruyeron» - Tortuga
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Cantona: «Había escuchado cantos racistas miles de veces, pero el día de la patada exploté y los periodistas me destruyeron»

Martes.4 de febrero de 2025 37 visitas Sin comentarios
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Diego Silva

Andan las redes y la prensa revolucionadas con los 30 años del incidente de Selhurst Park, en otras palabras, la patada voladora de Eric Cantona. Los textos suelen recoger declaraciones de aquí y de allá, pero hace pocos meses el protagonista se sentó con los autores de The Rest is Football y pudieron obtener una explicación desapasionada y en perspectiva del incidente contada por su propio autor.

Ocurrió un 25 de enero de 1995. Partido Crystal Palace – Manchester United. En un momento, Cantona escuchó gritos racistas por parte de un aficionado y respondió dándole una patada al espectador. Ese gesto marcó un antes y un después en la trayectoria del jugador y, sin duda, no fue tratado en su momento de la misma manera en la que hoy se recuerda.

Hoy, el jugador admite que el público va a liarla a los estadios: «A veces somos frágiles. Pero por supuesto, con los hinchas de fútbol todo se trata de provocación, vas a apoyar a tu equipo y provocas al rival, es así». La reacción no quedó sin consecuencias, le metieron nueve meses de sanción, una multa y fue condenado a realizar 120 horas de servicio comunitario.

«A veces es difícil explicarlo, porque no podemos nunca aceptar que haya cánticos racistas, pero yo ya había escuchado eso miles de veces. Pero ese día exploté», explica el jugador francés. Que guarda más rencor a los medios que al hincha: «Los periodistas me destruyeron, me destruyeron completamente. Lo merecía, no digo que fuera algo bueno lo que había hecho, pero no quería hablar con ellos».

Ahora recuerda como una «gran experiencia» haber estado con niños en el servicio comunitario que le impusieron. Durante ese periodo inactivo, entrenó más que nadie: «Tuve que entrenar dos veces más que los demás». Y también tuvo la suerte de que el club y los aficionados le apoyaron: «Fue un momento difícil para mí, pero aprendí mucho sobre mí mismo y sobre lo que realmente importa en el fútbol y la vida».

Lo peor fue que el percance le costó el puesto en la selección: «Empecé a jugar para la selección de Francia cuando tenía 20 años y fui capitán antes del incidente en Selhurst Park. Después de mi suspensión, una nueva generación de jugadores llegó al equipo y empezaron a ganar. Cuando regresé, ya no volví a jugar para Francia».

Sobre aquellos años con Sir Alex Ferguson, en esta entrevista Cantona recuerda que el míster trataba a todos los jugadores de forma diferente por las personalidades tan marcadas que tenían. «Creo que por eso ganamos tantas cosas», puntualiza. Todo estuvo en la gestión que hizo el veterano preparador: «Un gran entrenador es aquel que puede manejar cualquier tipo de personalidad. Alex Ferguson era ese tipo de entrenador y también ese tipo de psicólogo».

Otro de los detalles que valora de ese club es que siempre tuvo un ojo puesto en la cantera, eso también fue clave en los éxitos cosechados: «El Manchester United, para mí, es uno de los clubes más grandes del mundo, pero también es un club que siempre ha dado oportunidades a los jóvenes, y eso es una parte fundamental de su identidad (…) El Manchester United, para mí, es como Ajax o Barcelona. Es un club que puede comprar a los mejores jugadores del mundo, pero siempre debe mantener su identidad al desarrollar talentos jóvenes».

Pese a todo, aquel fútbol que conoció ya no existe. Ya no hay jugadores por ahí apodados El carnicero, como en esa época: «Cuando jugábamos contra defensas como Vinnie Jones o Tony Adams en los 90, era muy duro. Ahora los defensas no pueden usar los brazos ni hacer entradas. Creo que, hoy, se podrían marcar 60 o 70 goles por temporada». Y posiblemente las aficiones tampoco sean iguales, en su caso protagonizó un polémico traspaso y sufrió iras inimaginables: «Cuando dejé el Leeds para ir al Manchester United, no me podía imaginar lo fuerte que era la rivalidad entre los clubes, me querían matar cuando volví».

Pero nada de eso quita que sea un enamorado del fútbol inglés, que no por casualidad es actualmente la liga más seguida del mundo: «El fútbol en Inglaterra es diferente. Cada partido es intenso, incluso contra equipos más pequeños. Siempre tienes que jugar al 100% si quieres ganar (…) La conexión con los aficionados en Inglaterra es única. El fútbol está en las venas de la gente».

Y para explicar esa grandeza de la premier, pone como contrajemplo nuestro país: «En España, un año es el Real Madrid, el otro año es el Barcelona. Real Madrid, Barcelona, Real Madrid, Barcelona. Pero en Inglaterra, ganar la liga es mucho más difícil. En Inglaterra, cada partido es intenso, incluso contra los equipos más pequeños. En España, los equipos grandes tienen partidos más fáciles y llegan más frescos a las competencias europeas. Los clubes en España, como el Real Madrid y el Barcelona, pueden ganar la liga con menos intensidad porque muchos partidos no tienen el nivel de dificultad que encuentras en Inglaterra».

Posiblemente, el mejor gol que marcó en toda su carrera se lo hizo al Suntherland. Una vaselina que entra por la escuadra tras haber protagonizado él toda la conducción hasta el área sorteando a todos los rivales, aunque él lo recuerda por otro detalle: «Fue especial porque fue un gol bonito, pero sobre todo porque el portero era francés, un amigo mío, que en el túnel me había negado el saludo, así que tuvo algo de revancha».

Su temperamento fue la gran impronta que dejó en el fútbol, además de su inconmensurable técnica. Ya cuando estaba en Francia dio muestras de ese carácter que, de hecho, fue lo que le llevó a las islas: «Antes de venir a Inglaterra, me retiré del fútbol. Tenía 24 o 25 años y me retiré por tres meses. No quería volver, pero Platini me dijo: ‘No puedes retirarte ahora, tienes que regresar’ (…) Tal vez yo era el problema y necesitaba encontrar un lugar donde pudiera sentirme mejor. Por eso vine a Inglaterra (…) Siempre necesito sentir esta sensación de libertad. Cuando me siento como un prisionero en algún lugar, trato de destruir las cosas».

De hecho, el consejo de ir a jugar a Inglaterra se lo dio Platini, cuando Cantona le dijo que no quería jugar en ningún país mediterráneo. Sea como fuere, acertó: «Cuando vine a Inglaterra, encontré todo lo que necesitaba: la libertad y la sensación de ser yo mismo».

Curiosa reacción la de querer ir al norte en alguien del sur, porque Cantona empezó a jugar en Marsella, donde nació. Su padre era portero amateur y así dio los primeros pasos Eric, tratando de ser guardameta: «Después de la escuela, íbamos al estadio del club amateur que estaba a solo un kilómetro de mi casa. Siempre jugábamos al fútbol. Quería ser portero, pero jugaba en un equipo que siempre ganaba 5-0 o 6-0, así que nunca tocaba el balón. Esperaba toda la semana para jugar, pero los fines de semana no hacía nada. Por eso decidí ser delantero, para participar más en el juego».

Pero hubo algo más que Cantona aprendió de su padre, el arte: «Mi padre también es pintor y nos llevaba a galerías. Nos enseñó a observar el mundo, apreciar la luz, las montañas, y eso desarrolló una inspiración en mí».

Ahora Cantona es un enamorado del mundo del arte, concretamente, de la música, se ha hecho cantante: «La música es parte de la humanidad. No sé si surgió antes o después de la humanidad, pero es parte de nuestro cuerpo. Cuando escuchas música, puedes sentirla en tu cuerpo. Cuando bailas, simplemente fluyes, es un movimiento natural. La energía de la música puede compartirse. Cuando estás en el escenario y compartes esa energía con las personas frente a ti, es una sensación increíble. La música, como el fútbol, te da esa emoción, esa chispa, esa energía que no puedes encontrar en otro lugar. Estar en el escenario frente a una audiencia y sentir la conexión es tan poderoso como jugar fútbol frente a miles de personas».

Estas inquietudes lo han mantenido alejado del fútbol, al que no ha querido regresar después de retirarse. Para empezar, porque detesta las redes sociales y cómo se han apoderado de la comunicación en el deporte: «Los jugadores de hoy tienen tantas distracciones con las redes sociales que es difícil concentrarse al 100% en el fútbol. Los entrenadores ahora necesitan ser más estrictos con esta generación porque están siendo pagados por jugar por amor al fútbol, no para ser distraídos por las redes sociales. No entiendo cómo pueden concentrarse completamente cuando tienen tantas cosas alrededor que no son importantes, como responder mensajes o publicar fotos en Instagram, Facebook o Twitter».

Es de esas personas que se sienten desplazadas por los teléfonos: «En un bar o en un aeropuerto, ya nadie se mira a los ojos; todos están en sus teléfonos», pero en lo que respecta a los críos, deja una reflexión sobre lo que nos parece lógico porque es cotidiano pero no lo es: «Los niños hoy en día pasan horas y horas con pantallas, y eso afecta su capacidad de observar el mundo, de hablar, de leer, y pensamos que eso es normal». Una frase que, acertada o no, al menos refleja a alguien capaz de defender sus propias opiniones.

Fuente: https://sport.jotdown.es/2025/01/26...

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