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1842: Maestros noruegos luchan contra el fascismo

Lunes.27 de enero de 2025 83 visitas Sin comentarios
Política Noviolenta. #TITRE

Invasión nazi y resistencia

La resistencia de los maestros noruegos en 1942 es sólo una de varias campañas de resistencia antinazi durante la ocupación alemana de Noruega durante la Segunda Guerra Mundial. Los Nazis invadieron este extenso país en el norte de Europa, con una pequeña población, el 6 de abril de 1940. La resistencia militar significativa duró sólo dos meses.

Tras unos meses siguientes de confusión, una resistencia de reacción a la brutalidad del régimen comenzó a desarrollarse gradualmente. Más y más noruegos se preguntaban cómo podían actuar para expresar sus sentimientos. ¿En cuáles asuntos podía la gente resistir, y cómo debían hacerlo? “¿Cómo organizamos nuestras vidas si la ocupación dura 30 o 40 años? ¿Cómo podemos preservar nuestras costumbres nacionales en vez de adoptar las de los ocupantes?”, preguntó alguien.

“De ningún lugar a través de todas estas discusiones”, dijo Hakon Holmboe, uno de los maestros resistentes, “vino la idea de resistencia noviolenta. En vez de una idea, se desarrolló como una forma de trabajar, una manera de hacer algo”.

Mucha gente rechazó la idea de firmar un juramento de lealtad al régimen colaboracionista de Quisling. Otros rehusaron entregar sus radios, como se les ordenó. Comenzaron a aparecer pequeños periódicos clandestinos de resistencia. “Lo que realmente nos ayudó a organizar la resistencia fue la presión de los Nazis”, dijo el Sr. Holmboe.

Los pequeños actos simbólicos de desafío se tornaron importantes. La gente usaba presillas de papel en sus solapas o como collares y brazaletes para simbolizar “permanezcamos unidos”. Incluso se usaron pequeñas patatas en palillos de fósforos sobre las solapas, las cuales crecían a diario, para indicar que la resistencia estaba creciendo. La gente usaba flores en el cumpleaños del Rey, quien estaba exiliado en Inglaterra. Otras protestas simbólicas tomaron lugar, las cuales a veces se tornaron bien peligrosas.

(Un inciso. Nos hacemos aquí eco de una noticia relacionada: Un clip. Símbolo de resistencia.)

El clip, un pequeño accesorio de papelería, sencillo, barato e imprescindible en cualquier oficina, no siempre ha sido utilizado para unir y sujetar documentos. En un lugar y un tiempo pasado se utilizó en un escenario muy diferente del que estamos acostumbrados.

Desde antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial Noruega surtía de mineral de hierro a Alemania, sobre todo desde el puerto de Narvik, por lo que los aliados prepararon planes para cortar el suministro de mineral. Para evitarlo Hitler decidió finalmente invadir el país nórdico.

Durante la ocupación, los alemanes prohibieron, incluso bajo pena de muerte, cualquier clase de distintivo con la bandera nacional o relacionados con el rey Haakon VII, que se encontraba en el exilio. Hasta ese momento se solían llevar en la solapa botones con la inscripción «H7», en referencia al monarca danés.

Como modo de unión y rebeldía ante el invasor alemán, los estudiantes de la Universidad de Oslo empezaron a utilizar uno de los más sencillos y humildes objetos de oficina, el inocente clip de metal. A partir de de ese momento un simple clip se convirtió en un símbolo de resistencia y unidad nacional del país contra las fuerzas alemanas de ocupación.

Aunque por entonces los noruegos no conocían el hecho de que el primer clip era un invento noruego.

Finalmente los alemanes detectaron el uso del clip como símbolo y terminaron por prohibir su exhibición. Algunas fuentes aseguran que los primeros en usar el clip como símbolo de unidad fueron los franceses.

El noruego Johan Vaaler fue el inventor del primer clip, poco practico y diferente al usado en la actualidad. El usado por la resistencia noruega y que aún hoy usamos se conoce como Gem ya que lo popularizó a partir de finales del siglo XIX la compañía británica Gem Manufacturing y se desconoce quien es su inventor, aunque se le suele atribuir al norteamericano Samuel B. Fay, que lo patentó para sujetar la etiquetas de la ropa en sustitución de los alfileres).

Fortaleciendo la dictadura fascista

En febrero de 1942, el “Ministro-Presidente” fascista noruego, Vidkun Quisling, se dispuso a establecer un estado corporativo siguiendo el modelo de Mussolini, seleccionado a los maestros como la primera “corporación” de la nueva dictadura. Este sistema estaba designado para llevar a toda la sociedad y la población entera bajo la dominación fascista por medio del control de las nuevas instituciones estructuradas en forma dictatorial.

Hubo resistencia ese mes. El 3 de febrero, Quisling proclamó el establecimiento de un nuevo Frente Juvenil fascista con membresía y servicio obligatorio para todos los jóvenes noruegos entre 10 y 18 años de edad. Esta acción causó que los Obispos de la Iglesia del Estatal protestaran renunciando a sus posiciones en el Estado, mientras que mantuvieron sus responsabilidades espirituales. Por otra parte, 150 profesores universitarios protestaron contra el Frente Juvenil.

La antigua organización de maestros había sido previamente abolida por los fascistas en junio de 1941. El 5 de febrero de 1942, Quisling decretó la creación de una nueva Unión de Maestros Noruegos, de carácter fascista y con membresía obligatoria, y designó como su líder al jefe de los paracaidistas noruegos. Claramente, los fascistas apuntaban a controlar los maestros, las escuelas, y la juventud.

Resistencia por parte de los maestros

Un pequeño grupo secreto de líderes de la resistencia en la capital, Oslo, ya había decidido los puntos básicos en los cuales se les pediría a los maestros comenzar su resistencia. En Febrero, este grupo llamó a los maestros a actuar. Una declaración corta, simple y fácil de recordar, fue redactada. Se le pidió a cada maestro que la firmara y la enviara por correo a los funcionarios fascistas. Los maestros diseminaron las instrucciones a otros maestros a través del país. Entre 8.000 y 10.000 de los 12.000 maestros existentes en el país, enviaron estas cartas a la Iglesia y el Departamento de Educación de Quisling. Cada maestro dijo que él o ella no podían ayudar en la promoción de una educación fascista para los niños, ni aceptar la membresía en la nueva organización de maestros. Todos firmaron con sus nombres y direcciones el escrito promovido por la resistencia. Los maestros sabían que esta acción sería peligrosa. “Ellos tenían sus formas de detenernos, pero era la única manera que teníamos para expresar nuestra oposición y tenemos que hacerlo”, dijo más tarde el Sr. Holmboe. “Nos dio un sentimiento de no estar solos, un sentimiento de fortaleza”. “Era una cuestión de conciencia”.

El gobierno fascista los amenazó con expulsarlos de sus trabajos y presa del pánico, cerraron las escuelas por un mes. Los maestros impartían clases en casas privadas. A pesar de la censura, la noticia de la resistencia de los maestros se esparció por el país. A comienzos de marzo, decenas de miles de cartas de protesta de los padres inundaron las oficinas del gobierno. La noticia de la resistencia de los padres llegó a prácticamente cada hogar en el país.

Arrestos y campos de concentración

Después que los maestros desafiaron las amenazas, comenzando el 20 de marzo, cerca de 1,000 maestros fueron arrestados y enviados a cárceles y campos de concentración. Durante el tiempo que estuvieron encarcelados, sus familias recibieron de “algún lugar” el equivalente de sus salarios.

Las condiciones en los campos de concentración del sur de Noruega eran pésimas. La Gestapo impuso una atmósfera de terror, con la intención de inducir una capitulación. Mantenidos bajo raciones de inanición, los maestros fueron sometidos a “gimnástica de tortura” bajo altas capas de nieve, y enfrentaban mucha incertidumbre. Aunque sólo unos pocos se rindieron, el “tratamiento” continuó.

Mientras tanto, las escuelas reabrieron, y lo maestros que aún permanecían en libertad eran presionados para que se sometieran y aceptaran la organización de maestros fascistas. Pero muchos les dijeron a sus pupilos que ellos repudiaban la membresía en la nueva organización y hablaban de un deber de conciencia. Se esparcieron rumores de que si estos maestros no se plegaban, algunos de los que estaban arrestados serían asesinados. Tras una difícil lucha interna, los maestros que no habían sido arrestados, casi sin excepción, se mantuvieron firmes, incluso las maestras que estaban casadas con maestros arrestados.

Se esparcieron rumores adicionales de que 10 de los maestros serían asesinados, o que uno de cada 10 serían asesinados, o que serían enviados al norte a despejar minas en las líneas del frente Ruso-Alemán, caminando sobre ellas. En represalia por actos de sabotaje, algunos noruegos en campos de concentración habían ya sido fusilados, y otros sufrieron posteriormente la misma suerte.

Embarcados hacia el Ártico

Entonces 499 de los maestros fueron embarcados en trenes de ganado a través de las frías y altas montañas de la vieja capital de Trondheim, camino al norte. Los niños se reunieron y cantaron en las estaciones de trenes en los momentos en que los maestros fueron embarcados en los coches de ganado. Otros fueron mantenidos en un campo de concentración en el sur, desde el cual fueron más tarde embarcados hacia el norte. A pesar de la censura, la noticia se esparció, y el lento viaje hacia la montaña tuvo un gran impacto en toda la población de Noruega. Los campesinos intentaron infructuosamente ofrecer leche a los maestros, cuando el tren paraba en las estaciones.

Desde Trondheim, los prisioneros fueron embarcados en terribles condiciones en buques de vapor atestados, en una peligrosa travesía de 13 días más allá del Círculo Polar Ártico, hacia un campo cerca de Kirkenes, cercano al Ártico Soviético. Los maestros no sabían nada sobre el destino que se les reservaba pero sin embargo, organizaron conferencias y coros durante la travesía. Arribaron el 28 de abril, cuando el tiempo aún estaba frío y árido. En un plazo de tres días, fueron transferidos del control de la Gestapo al del ejército regular alemán.

Después que se les informó sobre una declaración del Departamento de Educación y la Iglesia Quisling que afirmaba que todo había sido arreglado y que la nueva organización fascista de maestros cesaría de existir, los maestros enviaron el 13 de mayo un telegrama al Departamento de Educación expresando que deseaban reanudar sus funciones. No hubo respuesta.

Sin embargo, tal y como resultó, la nueva organización fascista nunca llegó a establecerse y los pagos por pertenecer a ella nunca fueron deducidos de los salarios de los maestros.

El triunfo de los maestros

Los maestros fueron mantenidos en Kirkenes en condiciones miserables, realizando trabajos peligrosos en la descarga de barcos. Uno murió y tres resultaron seriamente heridos. No había camas, sábanas, colchones o muebles. Un soldado alemán que simpatizó con ellos, desafiando órdenes, les mostró cómo tomar heno de un establo cercano sin ser detectados, de forma tal que pudiera improvisar algún tipo de colchón. Había muy pocos hombres de la Gestapo entre los soldados.

Los maestros no se sentían particularmente heroicos, y tenían que ocuparse de su sobrevivencia. Algunos podrían hasta haber depuesto sus protestas, pero no se les dio oportunidad de hacerlo. “De muchas maneras, nuestra victoria fue organizada por el enemigo”, dijo el Sr. Holmboe.

Sin embargo, su sufrimiento fortaleció la moral en el frente interno de Noruega y representaba problemas para el régimen de Quisling. Si tomaban medidas más fuertes contra los maestros, los fascistas se arriesgaban a generar un antagonismo permanente contra el régimen.

El 22 de mayo, Quisling irrumpió en un ataque de rabia contra los maestros en una escuela cerca de Oslo, “¡Ustedes los maestros han destrozado todos mis planes!”

“Esa declaración fue un triunfo para nosotros”, dijo más tarde uno de los maestros. “Se convirtió en un eslogan y fue tomada y citada en todas partes después de eso”. Significaba, dijo, que los maestros habían bloqueado todo el plan de Quisling para organizar el nuevo Estado Corporativo.

Regreso victorioso

La primavera se convirtió en verano, y el verano se estaba convirtiendo en otoño. El frío invierno —cuando no hay sol y sólo oscuridad— se aproximaba rápidamente. El puerto de Kirkenes muy pronto se congelaría, lo cual impediría llevar a los prisioneros hacia el sur. Sin embargo, todavía se retenía a los maestros en Kirkenes, trabajando muy lentamente y tratando de mantenerlos en calor.

Temeroso de alienar aún más a los noruegos, Quisling ordenó finalmente la liberación de los maestros. Primero, un grupo de 150 que se encontraban enfermos, quienes firmaron una declaración de concesión que nunca fue usada, fueron enviados al sur el 29 de agosto. Entonces fueron liberados los otros maestros que no habían firmado nada. Ocho meses después de los arrestos, el 4 de noviembre, los últimos 300 maestros fueron embarcados desde Kirkenes rumbo a casa, donde fueron objeto de una recepción triunfal.

La nueva organización fascista de Quisling para los maestros nunca llegó a establecerse, y las escuelas nunca fueron usadas para la propaganda fascista. Después que Quisling confrontó otras dificultades para imponer el Estado Corporativo, Hitler le ordenó que abandonara por entero el proyecto.

Fuente: https://www.politicanoviolenta.org/...

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