Robar es pecado

Escribo esto apresudadamente al ver una conversación entre católicos en facebook que son críticos con la acción del SAT de expropiar algo de comida en un par de hipermercados.

Yo pienso que vivimos en una sociedad en la que el poder nos ha educado a todos en su sistema de valores. Robar es malo, robar es lo peor, desde niños nos repiten nuestros padres, nuestros maestros, nuestros curas y nuestros gobernantes. Y en virtud de esa ideología que interiorizamos hasta las pestañas sin darnos cuenta, si una persona hambrienta coge sin permiso una barra de pan que no es suya, aunque entendamos su motivo, su acción nos sigue chirriando porque es “robar”.

No viene mal recordar que el sistema capitalista no se fundamenta en la justicia y sí en la propiedad privada, la cual se defiende a ultranza con independencia de su magnitud o su origen. Algo tendrá que ver esto con el estado de opinión general sobre lo que es "robar".

Lo mismo pasa con la ley. Hay que cumplir las leyes, esto es un estado de derecho, así no se hacen las cosas, hay cauces... Son los mensajes que recibimos los cuales critican toda acción que suponga un enfrentamiento con el orden establecido. Pero este orden establecido ¿de verdad es justo? No se puede separar una cosa de la otra; si un orden es injusto hay legitimidad de sobra para realizar acciones justas (ojo, han de ser justas y éticas) que supongan quebrantar sus normas.

Decía un santo cristiano de la antigüedad: “todo rico es un ladrón o lo fue su padre”. Y esto tiene toda la lógica del mundo, también la evangélica. ¿Como puede ser que en España resida el tercer hombre más rico del planeta (el dueño de Zara) cuando tanta gente pasa hambre y no tiene donde vivir? ¿Que es lo justo, respetar que este tipo amase millones y millones mientras otros mueren? ¿Qué es lo justo, lo ético y lo legítimo, dejar que los dueños de Mercadona y Carrefour se hagan de oro con la complicidad de los políticos mientras arruinan al pequeño comercio y mientras a su alrededor la gente pasa miseria?

Ir a estas empresas a tomar unas pequeñas migajas de comida, que ni siquiera afectarán un ápice sus cuentas contables no puede ser visto como algo negativo, sino como algo legítimo, como un acto de justicia, como una acción de Desobediencia Civil a lo que no está bien. Acción necesaria y que cuando no se da las injusticias acaban convirtiéndose en lo normal. Ningún cambio bueno hubo en la historia sin que alguien desafiara a los poderosos, a sus leyes y a sus falsas normas morales.

Robar está muy mal, claro, si lo hacen los pobres. Porque los empresarios pueden robar pagando menos de lo que les toca a sus empleados, los bancos prestando con usura, los políticos recibiendo comisiones, las empresas eléctricas estafándonos en el precio de la luz, el estado subiéndonos los impuestos mientras recorta servicios etc. etc. Eso son robos millonarios y tremendamente perjudiciales para la gente que la maldita moral católica no condena. Pero si un grupo de jornaleros se llevan del mercadona unos cuantos paquetes de macarrones para repartirlos entre quienes no tienen que comer se rasgan las vestiduras.

Fariseos, eso es lo que sois.

Y en otro hilo, alguien que comenta mi comentario anterior, valga la redundancia, dice:

“Y tiene toda la razón, excepto en lo de justificar un acto violento”

Y eso me hace pensar que el de la violencia es otro tema paralelo al del robo en cuanto a cómo quienes mandan modelan nuestra manera de pensar. Quienes están en el control de la sociedad pueden mandar militares a guerras en medio mundo a disparar sobre todo bicho viviente. Pueden traficar con armas, incluso con bombas de racimo y minas antipersona que se fabricaban en España hasta hace nada con toda la legalidad del mundo, pueden mandar a sus policías a abrirte la cabeza, pueden indultar a todos y cada uno de los pocos policías cuyo juicio por torturas acaba en alguna sentencia condenatoria. De todo eso no se dirá nada, incluso a veces se aplaudirá, como pasa con la Iglesia Católica y la institución militar. Ahora, si un jornalero a la hora de salir de un hipermecado sin pagar con un carro de comida empuja un poquito para que le deje pasar a la cajera que le cerraba el paso eso es ¡oh, gran violencia! La paja en el ojo ajeno que no deja ver la viga en el propio. Lo dicho. Fariseos.

Ver más artículos "serios" de Cigala News