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Reseña de "El opio del pueblo. Crítica al modelo de ocio y fiesta en nuestra sociedad"

Lunes.23 de marzo de 2015 913 visitas - 11 comentario(s)
Antoni Biosca i Bas. #TITRE

Pablo San José Alonso, El opio del pueblo. Crítica al modelo de ocio y fiesta en nuestra sociedad, Grup Antimilitarista Tortuga, Elx, 2015.

El militarismo ocupa casi todas las facetas de nuestra vida. Es un error creer que el militarismo se ciñe exclusivamente a los cuarteles y a sus ejércitos uniformados. Por ejemplo, el número de inventos de origen militar es altísimo, e incluye objetos tan cotidianos como la radio o el bolígrafo. El avance tecnológico más característico de nuestros tiempos, internet, también es un invento militar. También lo son la aviación, las conservas o infinidad de elementos que hoy nos parecen insustituibles. Es interesante señalar el origen militar de muchas palabras cotidianas actuales. Algunas de ellas proceden del verbo latino munio, “construir murallas (moenia en latín), prepararse para la guerra”, de donde procede el castellano munición. Un pacto defensivo militar para protegerse conjuntamente ha dado el castellano comunidad, y si este pacto se firmaba dándose la mano se convertía en una mancomunidad. De una expresión tan militar proceden las comunas, los comuneros, lo común, lo comunitario, las comunidades de vecinos, las mancomunidades de regantes y las comunidades autónomas (entre ellas “La Comunitat” a secas). Gran parte de los objetos que nos rodean y las palabras que usamos proceden de lo militar, del ejército, del militarismo. Sería imposible aislarse de ellos.

La omnipresencia del militarismo implica que un movimiento que se considere antimilitarista deba enfrentarse a una realidad mucho más amplia y sutil que la de los ejércitos. Este paso lo ha dado el Grup Antimilitarista Tortuga al sacar a la luz un libro (esperemos que el primero de una fecunda serie) referido al modelo de fiesta actual. El autor, Pablo San José, es un conocido activista que lleva toda la vida implicado en proyectos antimilitaristas (en el sentido amplio) que incluyen cooperativas laborales y otras propuestas sociales y antiautoritarias.

El título del libro es bien explícito: El opio del pueblo. Crítica al modelo de ocio y fiesta en nuestra sociedad. Es un texto breve (no llega a cien páginas), bien redactado, de fácil lectura y análisis valientes. El autor critica algunos aspectos del ocio mayoritario actual, aquello que se suele llamar “la fiesta” o “salir de juerga”, y disecciona con ojo clínico la perversión de algunas actitudes que, aun pareciendo libérrimas, no lo son tanto y responden más bien a intereses de terceros que se benefician de dichas actitudes. A estos terceros, además, no les importa lo más mínimo la felicidad, la dignidad y la salud del juerguista en cuestión. Pablo recorre así diversos aspectos relacionados con el ocio masivo actual, como es el uso de drogas, el tiempo y el dinero gastado en la fiesta y en su preparación (como la ropa o el aspecto físico), la puerilización de una sociedad que se cree eternamente joven, la banalización del sexo y otros aspectos igualmente interesantes.

No nos resistimos a dar ya nuestra opinión personal sobre el libro: nos encanta. Pablo sabe hacer buen uso de su bagaje cultural y su afilada pluma para denunciar la estupidez de gastarse un dineral y machacarse el cuerpo en un ocio que, en muchas ocasiones, no tiene nada de entretenido y solo sirve para que algunos ganen dinero a espuertas. No debe pensarse que el autor denuncia la fiesta en sí, como si se tratara de una moralina lanzada por un espartano o un puritano: bien al contrario, el libro intenta separar la diversión humana en sí de aquello que es un gran negocio de unos pocos consistente en abusar de unos muchos. Este planteamiento es el que resulta especialmente refrescante, ya que se echa de menos poder acceder a planteamientos holísticos que vayan más allá de un estudio detallado e insípido de un pequeño detalle de nuestra vida. La diversión es una necesidad humana, eso está claro, pero también está claro que hay intereses que pretenden aprovecharse de esta necesidad para convertirla en un negocio no exento de discriminaciones de todo tipo y otros daños muy feos. El problema es localizar dónde acaba uno y empieza otro, dónde está la línea que separa lo estrictamente humano y lo que nos imponen. Es la misma frontera que García Calvo marcaba entre lo que él llamaba “el pueblo” y “el Estado y el Capital”, entendiendo éstos como la principal forma de dominio. El libro de Pablo analiza con lucidez este límite. De hecho, su estilo recuerda mucho a los pequeños tratados sobre aspectos de la vida cotidiana que García Calvo publicaba en editorial Lucina o pronunciaba en sus conferencias y sus programas de radio. Es un tipo de tratado claro sobre un aspecto muy sutil de la realidad humana. Algo digno de agradecer.

Cada uno es libre de divertirse a gusto. Pero precisamente porque es importante conocer qué parte es una decisión libre y qué parte viene impuesta por intereses ajenos a nosotros, la lectura del libro invita a una interesante reflexión sobre la juerga. En definitiva, se trata de una lectura muy recomendable, especialmente para aquellos que estén llenos de inquietudes políticas y no vean ninguna relación con las copas del sábado por la noche.


Ver introducción del libro y forma de obtenerlo


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  • Es un fallo importante que un antimilitarista (en una edición de un grupo igualmente antimilitarista) asuma cómo válida la falacia de considerar internet un invento militar y entre en la espiral de la difusión de esa intencionada confusión porque no responde a la realidad, y se contribuye con ello a reforzar esa creencia intencionadmente difundida desde el ámbito militar de que la I+D militar ha hecho grandes contribuciones a la humanidad. Fue, como tantas cosas, un invento civil, que luego fue desviado para fines militares.

    Hay incluso algún artículo premiado en el ámbito de la difusión de internet en el estado español (¡ya en la década de los noventa!) que rebate esta tergiversación y su autor sigue luchando desde su blog contra esa presuposición tan manida como extendida:
    http://www.microsiervos.com/archivo...

    Igualmente lo rebaten los propios interesados, sus inventores, como puede leerse en el artículo que linko.

    Sobre éste, y otrso asuntos vinculados a la realidad de la supuesta importancia "social" del sector militar en la I+D, ruego encarecidamente entrar en contacto con la Fundipau (http://fundipau.org/historic-de-cam...), que conserva las referencias sobre investigación que utilizamos en su día quienes impulsamos la campaña "Por la paz, no a la investigación militar!"

    Un saludo,y espero que se pueda rectificar en sucesivas ediciones y en la difusión digital que se haya podido realizar por distintos cauces hasta el momento...

    • Aunque ahora veo que este artículo no parece formar parte del libro, rogaría su rectificación, si es posible...espero que ese error no aparecezca en el libro, ¿podeis aclarármelo?...

      • Hola, Jesús. Soy el autor de la reseña.
        La reseña no aparece publicada en ningún libro, solo en esta página web, así que no hay que rectificar el libro.
        Reconozco que no conozco tan bien la historia de internet. Si lo incluí entre los inventos de origen militar, fue dejándome llevar por una creencia bastante extendida y que he oído explicar a gente que conoce bien ese mundillo y de quien me suelo fiar.
        Gracias por la información que das y los enlaces que incluyes. Supongo que con tu intervención queda clara la idea, ya que aparece entre los comentarios de la reseña y, de alguna manera, se convierte en parte de la reseña.
        Sea como sea, la idea general de que hay un enorme número de inventos de origen militar creo que es incuestionable. Y esa idea, se incluya o no internet entre esos inventos, es la que da sentido a ese párrafo de la reseña.
        Muchas gracias y un cordial saludo

        • Siento, Antoni, tener que contradecirte de nuevo. Es cierto que el lenguaje está muy condicionado por la historia militar, pero los desarrollos militares de la ciencia volcados a la sociedad, no necesariamente tanto como se nos quiere hacer creer, pese a lo que, insisto, se difunde interesadamente desde el poder. Y desde luego, claramente, en los tiempos actuales eso no es así.

          Te copio del argumentario que usamos durante la campaña contra la I+D que usamos en su momento:

          "Referente al uso civil de la I+D militar, los pocos avances derivados de este "uso civil" se habrían podido conseguir de una forma mucho más rápida y barata si los recursos destinados a I+D militar se hubieran dedicado directamente a fines civiles. Además, la mayoría de innovaciones militares no tienen usos civiles, de hecho sólo un 10% de las patentes generadas por la investigación militar tienen alguna aplicación civil. Y es que las características de los productos que piden los militares, como resistencia a ciertas condiciones térmicas, mecánicas, químicas, etc., tienen muy poco que ver con las características que se piden a los productos civiles. Además, toda una serie de características de la I+D militar la hacen extraordinariamente costosa y poco aplicable a fines civiles"

          Tienes un argumentario más completo en el comentario 14 de este enlace:

          http://www.madrimasd.org/cienciayso...

          Un saludo

          • Lo de modificarlo era simplemente porque yo mismo he cometido el error de leer sólo ese primer párrafo introductorio, como hacemos en muchas ocasiones en internet cuando vamos con prisas, y ya no he leído más antes de ponerme a contestar, así que es especialmente probable que otra gente al pasar por aquí le pueda pasar lo mismo y que se esté contribuyendo sin querer ("hasta los antimilitaristas lo reconocen" se dirá) con esa redacción a seguir en la rueda de esa de desinformación que tan bien saben manejar quienes les interesa que prevalezca su visión militarista del mundo... Vamos, que puede llegar a ser incluso más peligroso para la historia de la humanidad que, por ejemplo, meterse en Podemos a crear un círculo pacifista :-D

            • Lo siento, pero creo que te vas por las ramas, ya que el primer párrafo de la reseña (que no es más que una introducción) se está convirtiendo en el tema de una discusión que, en mi opinión, no toca aquí. Yo sigo pensando que el militarismo es mucho más amplio de lo que dices, yo no defiendo que sea positivo que esos inventos sean de origen militar, sino que tienen ese origen, sigo pensando que el lenguaje está lleno de expresiones de origen militar, y, sobre todo, pienso que el primer párrafo de la reseña casi no tiene importancia, y que la reseña no tiene casi importancia frente al libro, que es lo interesante aquí. Sería mucho más interesante hablar aquí de eso. Para hablar de tu impresión o la mía sobre el origen o no de ciertos inventos o expresiones, o sobre el peligro de un párrafo y su efecto en los que solo leen un párrafo, siempre se puede pedir a Tortuga que abra un post. Un saludo

              • Me refiero a que no es infrecuente que no se lean los comentarios, y desde luego que la valoración que hace ese parrafo es una percepción no apoyada precisamente en datos objetivos y que, tristemente, desde mi modesto entender, está muy influenciada por el discurso del poder, que convierte las anécdotas en lo fundamental y me parece relevante, por erróneo, que esto se difunda desde una página antimilitarista. Pero no quiero irritar a nadie por verme obligado a hacer ese análisis aquí, así que lo dejaré ya como recomiendas, tal vez haya oportunidad de hacerlo en otra ocasión.
                Un saludo

        • ¿La aviación un "invento" militar???? Yo más bien diría que salió de una fábrica de bicicletas que administraban dos (ahora) famosos hermanos: http://es.wikipedia.org/wiki/Histor...