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Nuestra libertad, ¿en Afganistán?

Viernes.17 de septiembre de 2010 499 visitas Sin comentarios
Cigala News #TITRE

Para poder responder a esta pregunta debemos leer primero el artículo de “opinión” firmado por Agustín de Grado, y publicado en el Diario La Razón el día 16 de septiembre, tras ofrecerse los datos de la encuesta que afirma que el 70% de los españoles quiere retirar las tropas de Afganistán. El artículo de Agustín de Grado tiene el mismo título que este, solo que sin interrogantes, y dice lo siguiente:

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"Una mañana, Shamsia Husseini marchaba a la escuela por las calles embarradas de Kandahar. Un hombre en motocicleta se acercó y le preguntó: «¿Vas al colegio?». Entonces le roció la cara con ácido. Las cicatrices ahora le recorren los párpados y su rostro deforme. Ya no puede leer.

Shamsia es una de las miles de jóvenes que son atacadas cada año por aspirar a una educación. Y forma parte de la mayoría afgana que, según las encuestas, quiere que Estados Unidos y la OTAN se queden hasta liberarles de la tiranía talibán. Porque la de Afganistán es una guerra justa. De la victoria depende la libertad de los afganos; también el futuro de un Occidente amenazado por el terrorismo islámico. Aquella es una guerra que habría que ganar. Que se puede ganar. Pero ha entrado en el camino de la derrota por falta de liderazgo, convicciones y determinación de quien primero debía mostrarlas: el presidente de Estados Unidos.

El debate Zapatero-Rajoy demostró ayer que no hay esperanza para Shamsia y las jóvenes afganas. Un Gobierno de pacifismo irresponsable, atrapado en sus complejos, aguarda la oportunidad para escapar. Una alternativa de gobierno esquiva a todo compromiso que irrite a la mayoría, ya cegada por la propaganda, que exige la retirada de nuestras tropas. El mismo escenario se repite en los parlamentos de esta Europa cansada para el sacrificio. Nada de sangre, sudor y lágrimas. Aunque sea en defensa de la libertad. Hoy de los afganos. Mañana quizá la nuestra."

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Ahora respondemos nosotros con un nuevo artículo de opinión –basado en hechos reales- que parafrasea línea a línea e idea a idea el anterior. Por ejemplo podría ser así:

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"Una mañana Abdul Latif, de 30 años, se dirigía en motocicleta a la ciudad de Herat para intentar buscar trabajo como pintor. Le acompañaba Sharaf Eddin, de 17 años, que en los últimos meses le ayudaba en cada uno de los trabajos que conseguía. De familias muy humildes, estaban obligados a abandonar la vida en el campo para poder subsistir. Pocas horas más tarde Sharaf Eddin despertaba en el hospital de Herat, pero Abdul Latif no tuvo la misma suerte. En mitad del camino se encontraron con un convoy español de las fuerzas internacionales que tuvieron algún tipo de sospechas y abrieron fuego. Las armas de los soldados españoles no fallaron. Siete impactos de bala acabaron con la vida del pintor.

Abdul era uno más de los miles de civiles afganos que son asesinados indiscriminadamente por los ejércitos invasores de la OTAN por el simple hecho de ser afganos y estar en el lugar y momento equivocado. Y formaba parte de la inmensa mayoría afgana que, según las encuestas no encargadas directamente por los mismos invasores, aborrece a las tropas extranjeras y no ve la hora de que abandonen el país. Porque la de Afganistán es una guerra injusta –si es que hay alguna que pudiera ser justa-. De su finalización depende la seguridad, la integridad y el modo de vida de la mayoría de la población afgana; también la seguridad de los países occidentales que evitando participar en la guerra dejarán de ser objetivo de ataques del islamismo radical. Aquella es una guerra que debe terminar. Que se puede terminar ya. Pero que ha entrado en el camino del enquistamiento y la perpetuidad por falta de escrúpulos y exceso de intereses comerciales de quienes podrían finiquitarla en cuanto quisieran: multinacionales y gobernantes de EEUU y sus aliados europeos.

El debate de Rajoy y Zapatero del otro día demostró que –de momento- no hay esperanza para gente como Abdul, y en general la sociedad civil afgana. Un gobierno de belicismo irresponsable e inmoral, atrapado por sus inconfesables compromisos, busca las excusas para continuar. Una alternativa de gobierno antidemocráticamente indiferente a la opinión de la mayoría, a quien la propaganda no ha conseguido engañar esta vez, que exige la retirada de nuestras tropas. El mismo escenario se repite en los parlamentos de esta Europa cada vez menos dispuesta a seguir participando en la carnicería. Por suerte cada vez hay menos intención de sacrificar sangre sudor y lágrimas. Aunque sea en defensa militar de la rapiña de los recursos de un país pobre. Hoy contra la población afgana. Mañana quizá contra los sectores empobrecidos de nuestro mismo primer mundo."

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Como ven ambos artículos ofrecen visiones de la guerra y sus consecuencias radicalmente distintas y llegan a conclusiones contrapuestas. Si desean comprender el alcance de cada uno deben preguntarse qué interés se puede desprender de cada una de esas dos visiones. También pueden indagar a ver quien/quienes están detrás de los medios de comunicación que divulgan estas ideas con la esperanza de que lleguen a calar entre la opinión pública.


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