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Feliz Navidad para quienes creen en Jesús de Nazaret y para todas las personas de buena voluntad

Martes.25 de diciembre de 2007 3235 visitas - 13 comentario(s)
Carta de un cristiano activista político #TITRE

Fue un servidor
elegido por Dios
en quien se complació su alma.
No gritó
ni hizo oír su voz;
su aliento hizo llegar a todo el Pueblo.

Creo en Jesús de Nazaret. Soy un cristiano. Además soy de esos cristianos que un día descubrieron que el sentido de la fe no está en seguir costumbres y rituales, o en sujetarse a morales intocables, sino en vivir una existencia que se intenta ofrecer por amor a cada persona y a todas las personas de la humanidad. Porque ya lo decía el Dios del Antiguo Testamento: “Misericordia quiero y no sacrificios”.

Pertenezco a ese grupo de cristianos que intentaron realizar el seguimiento de Jesús de Nazaret en una participación mucho o poco abundante -según momentos- en el mundo de lo social y de lo político. En la búsqueda del bien para personas desfavorecidas en el activismo social, o del bien para tod@s en el compromiso político me encontré con personas que ofrecían su amor y su ilusión a las mismas causas que yo, pero desde otras referencias. En el mutuo compartir e intercambiar con estas personas de buena voluntad fui descubriendo y amando como a la mía a algunas de esas referencias. Con ellas aprendí muchísimas cosas y enriquecí hondamente mi ser cristiano. Por eso hoy me sitúo entre los cristianos que por practicar su fe no en un invernadero confesional sino en el ancho mundo no soportamos los límites, las cortapisas, las normas, las contradicciones, las contemporizaciones, las rebajas del Mensaje que se dan en las diferentes congregaciones cristianas. Soy un cristiano que por no pertenecer a ninguna iglesia puedo sentirme a todo pulmón miembro de la gran asamblea convocada por Jesús de Nazaret, esa en la que estamos sin conocernos y sin necesidad de carnet alguno todas las personas que nos esforzamos en que nuestras vidas sean anuncio de la Buena Noticia.

Por último soy un cristiano que en este viaje catártico y a la vuelta de tantas vueltas no he perdido mi fe, sino que la he enriquecido en el crisol de la vida y de la calle.

Es por ello por lo que para mí la llegada de la Navidad es una buena noticia.

Por supuesto que a mí me carga como a cualquier persona sensible la apropiación que el mercantilismo capitalista ha hecho de la Navidad. Me parece un auténtico despropósito que la Navidad sea una cuestión relacionada con Coca Cola, El Corte Inglés, perfumes, juguetes, comilonas, borracheras y todo eso. Me agota como a tanta gente la sensiblería, el derroche de electricidad, la decoración de los escaparates, la omnipresencia de los villancicos... Respetando y entendiendo a quienes sienten la Navidad simplemente como un momento emotivo o de encuentro familiar al cabo del año, no es de esa Navidad de la que yo hablo.

Los cristianos con la Navidad conmemoramos el nacimiento de Jesús de Nazaret. Sabemos que no es la fecha histórica. Sabemos que las narraciones sobre este nacimiento están adornadas con un buen número de leyendas míticas. No importa. El hecho importante es que Jesús estuvo en esta tierra; como cualquiera de nosotros anduvo sobre ella, trabajó para ganarse la vida, predicó su mensaje, amó, sufrió y murió ejecutado por las autoridades. Nosotr@s creemos además que esa crucifixión no acabó con su existencia. Creemos que él de algún modo permanece con nosotros y tiene parte en nuestra Historia y en nuestras vidas. A esto le llamamos Resurrección.

Las leyendas que intentan describir cómo fue la llegada al mundo de Jesús y que se encuentran redactadas en algunos de los Evangelios, relatan acontecimientos de carácter mágico o sobrenatural para tratar de dar lustre a este nacimiento anónimo perdido en la noche de los tiempos. Sin embargo todas ellas insisten en algo que contrasta fuertemente con lo anterior: Jesús nace pobre, de una familia humilde, fuera de su casa, de noche, en un lugar que es casi como nacer en la misma calle, sin ningún tipo de medio que pudiera mejorar las condiciones del parto. La teología presente en el recuerdo de los primitivos cristianos que redactaron los Evangelios tenía clara esta idea. La Buena Noticia de Jesús es de pobres y para pobres y excluidos.

En Navidad los cristianos celebramos que Dios está en nosotros y con nosotros (Enmanuel quiere decir justamente eso). Celebramos la Buena Noticia de que todos los cambios y todas las revoluciones son posibles, y lo son en el interior de cada uno de nosotros/as y en el mundo entero. Que estamos aquí para “prenderle fuego a la Tierra”... Celebramos nuestra propia esperanza, nuestro optimismo. Celebramos nuestra propia alegría a pesar de tantos pesares.

En Navidad recordamos que nuestra debilidad es nuestra fuerza. Que nuestro partido es el del arado y no el de la espada. Que sólo siendo niños podremos cambiar la Historia. Es decir, desde abajo, sin violencia, desarmados, sin dinero ni propiedades, sin odio, sin líderes, sumando y no restando...

En Navidad retomamos el testimonio de Jesús que nos muestra a un Dios que se hace niño, un todopoderoso que se hace tododébil y se pone a tiro del sufrimiento y del dolor, un Creador de la Vida que se deja asesinar injustamente en el patíbulo de los delincuentes.

En Navidad se nos hace claro que sólo amando y dándonos somos felices y transformamos la realidad.

Feliz Navidad y Paz a todas las personas de buena voluntad, crean en lo que crean.

Pablo San José


Ver también en Tortuga:
Aproximación a la propuesta cristiana desde un punto de vista político revolucionario

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  • Yo creo que no hay autoridad que valga.

    O todos somos iguales, o no. No hay medias tintas.

    La gente se representa a si misma, y no hay quien pueda sustituir esta representación, que es la única posible.

    Hasta los que dicen representar a la gente, tienen claro que a la gente no se la puede representar.

    Todos somos la "autoridad". A partes iguales... ¿Es tan dificil verlo?

    Los conflictos aparecen porque tratamos de sustituir el Amor (que es lo que realmente buscamos) por sucedáneos.

    internete
    1234567

    PD: Feliz navidad para el autor también.

  • me ha gustado mucho el atículo

  • Soy creyente confesional y amo a Jesús. En él está el amor, la justicia y la paz.
    Gracias Pablo por tu mensaje navideño, me ha gustado mucho. Feliz Navidad a todos!!
    "Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad"

    • Felices sois, porque Jesus ha nacido en el pesebre de vuestros corazones, donde María y José han encontrado cobijo para alumbrar al Hijo de Dios.

      Sed testigos de la dicha de su Amor allá donde vayáis, porque El siempre estará con vosotros.

      Feliz Navidad, en especial a aquellos que todavía esperan en la fría noche
      de sus vidas, recibir la Buena Nueva.

      Y gracias a los mensajeros, en cuya dicha me regocijo. Sed sal de la tierra, luz en la oscuridad.

  • Hola, no sé muchas cosas de Jesus,(sí que sé las historias que me han contado en el colegía etc, pero no estuve allí y la biblia no es Jesus, para mí) entre ellas no sé lo que creen los cristianos, si esta creencia que Pablo escribe es una creencia que él siente individualmente o a sido aprendida en grupo (aunque sea de minorias) pero hay algo que ha hecho que entienda mucho cosas que Jesus ha dicho (no estuve allí, pero lo pone en la biblia y veo que son muy reales).
    Creo que la vida se vive plenamente cuando se vive desde el corazón y es desde ahí que quiero comprender a Jesus, y lo que comprendo es que todos tenemos ese lugar y que si no se és fiel a él (corazón) en principio, todo lo demás será de cartón.

    Pobres podemos serlo de muchas maneras: ¿de dinero? pues también, pero si a todos los pobres se les diese dinero y bienes materiales.... ¿quien cree que la gente es buena o mala dependiendo del dinero? .para mí, mi experiencia: yo quiero a todo el mundo cuando estoy bien y cuando no, soy un completo ogro y a pesar de que no deseo mal a nadie, cuando soy "el ogro" creo infelicidad y sufrimiento a mi alrededor... la raiz no está en el dinero sino en el interior de la gente, eso es lo que tiene que transformarse, y despues todo lo demas quizas tenga sentido.(¿el amor que es?: pues creo que es un sentimiento positivo y también se puede experimentar muy profundo, este último yo no le llego ni a los tobillos, por eso me siento pobre, pero agradecida por sentir algo, ya que eso es mi vida, y me siento un mendigo de ese amor.

    Bueno, que seais felices, por mí todos los dias de vuestra vida y cada aliento que respirais, y si no, pues a ser pobres y... humildes al menos por eso.

  • El cristianismo está debajo de un montón de escombros, ¿Quién desescombrará? El desescombrador que desescombre, buen desescombrador será.

    Con lo que se ha prostituido el cristianismo y su Mensaje en los últimos 17 siglos, es arriesgado reivindicar el nombre de ’cristiano’ públicamente sin exponerse a malentendidos por la cantidad de connotaciones negativas que flotan en el inconsciente y el consciente colectivo. Felicidades, Pablo, por tu testimonio intentando recuperar dimensiones perdidas del cristianismo auténtico y que su Mensaje resuene de manera significativa y relevante a los oídos contemporáneos. Como tú, yo también pienso que poco queda en la Navidad actual de la memoria de ’el bebé más peligroso’, en el que habitó corporalmente la plenitud de una Divinidad que entra en competencia y conflicto, para alegría de todas las víctimas, con los reyes, emperadores, señores e ídolos de este mundo, especialmente con Mammón, antiguo y moderno dios de las riquezas, del enriquecimiento, de la maximización de las ganancias... a costa de tanto sufrimiento humano y medioambiental.

    Y aún más radicalmente, creo que aquel bebé es tan peligroso porque cuestiona la opción que hacemos la Humanidad, globalmente e individualmente, de hacer nuestra propia historia al margen de la propuesta de su Dios y Padre, el Creador de todo lo que existe. La opción de erigirnos en señores y dueños de nosotros mismos, desplazandole a Él explícita o sutilmente. Las estructuras socio-económico-políticas no son más que consecuencia y reflejo de esto que llevamos cada ser humano en el corazón.

    ¡Esta es para mí parte de la Buena Noticia de la Navidad: ha nacido el que puede liberarnos RADICALMENTE dándonos un corazón verdaderamente humano! De esta liberación creemos algunos que está surgiendo desde lo profundo de la Historia la verdadera civilización humana, de libertad y fraternidad, sobre la que sólo el Amor gobierna.

    ¡¡Ánimo a los que reconocéis esto en el Nazareno y le seguís!!
    (Si alguien quiere echar un vistazo a nuestra web: http://www.shalomnovelda.es

  • Pablo: Me ha gustado mucho tu mensaje navideño.Tus líneas hablan de amor a los demás y ahi has dado en el clavo " Solo amando y dándonos a los demás nos hacemos felices...." Yo lo cambiría por otra muy similar: "El mundo necesita dos cosas: amor y comprensión y esto lo podemos dar todos"
    Destaco tu valentía para expresarte asi y también para vivir la fé desde opciones sociales y políticas concretas en un mundo en el cual a veces resulta dificil hacerlo.
    Me "fallas" cuando quieres ir "libre" totalmente para según tú no someterte a costumbres o sujetarte a morales intocables..., sin pensar que ya Dios en el Sinaí nos dió un Decálogo que el mismo Jesús vino a refrendar y al cual añadió el Mandamiento del Amor y esas normas son para todos los cristianos. Y por otra parte también me "fallas" al no someterte a ningún tipo de iglesia con lo cual te centras solo en lo humano (Jesús es Dios y Hombre) dejando aparte algo muy importante en nuestra religión como es la parte mistérica y la vida de la gracia, la cual solo nos llega através de la oración -sea personal o litúrgica- y de los Sacramentos (Bautismo, Perdón, Eucaristía...) que solo nos puede administrar la Iglesia que El fundó y a la cual dejó ese legado.
    Perdona este extenso comentario.Solo quería manifestarte mi opinión, sin hacer sombra a tu artículo que repito me ha gustado mucho. ¡Felicidades¡

  • No me gusta la navidad, tampoco creo en dios. A lo mejor, en Jesús como hombre si creo,a lo mejor no,estoy segura de que si creo, pero a pesar de todo, este artículo me ha gustado mucho y lo que más me gusta es que la persona que ha escrito esto, predica con el ejemplo, y en eso, también creo.Creo en las personas buenas que en todo el mundo trabajan por los demás, para que al menos los demás nos sintamos un poquito mejor.

  • Gracias Pablo por este precioso mensaje. Aunque pertenezco a una confesión cristiana ( en la que me siento muy feliz y libre), en aboluto creo en el exclusivismo, y sin duda mi religión no es en realidad una institución sino una persona... CRISTO. Me encantó tu visión de la navidad... pero añadiría sólo un pequeñito detalle...como dice una canción infantil que yo misma compuse hace años
    "haz de la navidad una eterna canción... en tu corazón"
    Es mi deseo que ese espíritu muy bien expresado en tu artículo no se limite a una fecha sino que sea un sentimiento constante en nuestras vidas.

  • Hola Pablo, he releido tu articulo varias veces, porque la mayoría de cosas que expresas me han gustado y me ha gustado saberlas sobre tí... y como en algo que he escrito más arriba no lo he expresado, vuelvo a escribir para hacerlo: no soy "cristiana" (no acabo de entender que significa ese calificativo), pero reconozco en lo que escribes más similitudes que diferencias (y muchas de estas ¿puede que sean malentendidos por las limitaciones de la escritura?) Por lo que cristianos o no: ¿tal vez lo de cristiano a veces solo es un nombre? un calificativo para algo que pertenece a la raza humana y que ¿tal vez Jesus entre otros ha proclamado porque que han querido hacernos participes de una realidad que no se percibe con los cinco sentidos, sino con un sexto (yo le llamo corazón), a todas las personas (más allá de religiones y creencias, nacionalidades, condición social y todo un etcetera de diferencias en las que a veces nos ofuscamos?) .....y que ¿tal vez podemos percibirlo en vida y no despues de muertos?........
    Espero seguir viviendo, descubriendo y comprendiendo más sobre esta vida (y sobre mi vida interior), pues creo que hay muchas cosas que estando, no las percibimos (o no siempre), que son comunes para los seres humanos y que al reconocerlas hacen que realmente nos amemos, por saber que somos semejantes en eso y porque el amor por su propia naturaleza -que es la nuestra también- hace que este se multiplique y se extienda.

    Aunque el haber yo sufrido me hace comprender el dolor de los demás, en realidad es cuando yo estoy bien cuando no puedo soportar el dolor de quienes lo sufren ¡siento que el sufrimiento y la injusticia no tendría que existir! ...y sobre todo es entonces cuando me siento con fuerzas para hacer algo, y es por eso que me muevo: bien con el activismo o como sea, para que cambien las cosas,........(aunque reconozco que no siempre estoy pletórica, las dosis buenas me aguantan +- constante en el intento)..
    aunque también sé que a distintos niveles hay mucha infelicidad en todo tipo de personas -las ricas también- y que ¿quizas sea la felicidad real, la de dentro, la que consiga hacer que la justicia se implante?.

    ¿Sería que el no aferrarse a los dogmas, a las escrituras y al pasado (y usar el sentido común para estas dos últimas) hiciesen que el mensaje de Jesus fuese más actual?? ¿¿será que vivir el presente: conseguir vivir el momento llamado ahora- va a tener que ver mucho con el mensaje y la experiencia de Jesús??? ...¿es este un misterio a descubrir?.

    Pablo, encuentro que algunas cosas que escribo (aunque tal vez no todas?) pueden tener similitud con las tuyas, aunque cada uno tenga su propia manera de expresarse y este en un momento algo distinto en su vida? o.. ¿no?

    Ya por la fecha: ¡¡¡Feliz año 2008!!!

  • Hola. Muchas gracias a las personas que habéis enriquecido este deseo de significar la Navidad desde la fe con vuestros comentarios. Buenos deseos e interesantes puntos de vista, que no creo que vayan a caer en saco roto. Buen año 2008. Salut.

  • EL PROBLEMA DE LOS CRISTIANOS

    Es que no son cristianos. Son pasivos. Dicen: “No debo preocuparme por nada, pues una jirafa no puede convertirse en tortuga”. Olvidan que una bacteria se transformó en humano. Los cristianos asumen ante la vida la posición más cómoda: orar sin denunciar. A lo sumo adoptan la caridad como su estilo de vida.

    Ante las injusticias se limitan a ser contemplativos, huyen de la política asumiendo que ésta es cuestión del demonio. Ante un niño desnutrido le recitan los versos del Eclesiastés o las palabras desfiguradas de Jesucristo. Viven su vida con la paciencia franciscana, que no de San francisco de Asís, mientras a su alrededor el mundo se cae a pedazos. Los cristianos ignoran maquinalmente el verdadero compromiso cristiano.

    Quién no ha visto a un cristiano orando por las más grandes nimiedades: un carro nuevo, una casa cómoda o una finca con abundantes árboles frutales. Para eso oran y se estremecen. No actúan para cambiar el mundo, simplemente imploran para construir su reino en éste mundo. Hacen del capitalismo su gran templo y de la adoración su pretexto para acceder a todos los beneficios posibles. Nada les importa que junto a ellos los niños mueren por falta de un pan o de una simple oportunidad para acceder a los beneficios más simples que a todos el cielo nos ha dispensado por igual.

    Oran y oran como loros pretendiendo con ello acercarse a su Dios; cambian simples ritos y palabras por un nuevo evangelio de suciedad. Dicen: No ores así, hazlo con tus propias palabras, creyendo con ello que las puertas del cielo se abrirán de par en par al sonso y bullicioso repicar de sus palabras fatuas. Repiten hasta el cansancio la parábola de la semilla de mostaza o de los lirios del campo o de los pájaros silvestres que no se preocupan por el pan que comen o por el vestido que ajan. Como si con ello el pan bajara del cielo. Dicen: No juzguéis y no seréis juzgado -sentencia que no pudo ser pronunciada por su Líder, pues, según los Evangelios, El fustigó con su palabra y sus actos-.

    A quién se le puede ocurrir que en el capitalismo tal filosofía pueda funcionar. Solo a ellos, a los cristianos que en su angustia existencial pretenden creer que toda pobreza es producto de la falta de fe. Olvidan ellos que los mejores banqueros portan la Mitra cristiana y que las usureras ganancias de sus arcas son el producto de la soez explotación a la viuda, al huérfano y al desamparado. Olvidan la existencia del banco Ambrosiano o de la utilitaria maquinación de las Cajas de Ahorro que gritan a los cuatro vientos que en un simple trimestre obtuvieron las lucrativas y lacerosas ganancias de más de doscientos ochenta y tres mil millones de pesos. Ese dinero fue amasado en el sudor ajeno: de la madre de familia que vendió su sangre para llevar algo de pan a sus hijos o de la insoportable y vergonzante humillación del hombre que no tuvo otra alternativa que venderse al peor postor para recibir a cambio una cuenta de cobro mensual que alimenta las fauces de ese demonio sangriento e insaciable que es el capitalismo.

    ¿Acaso dan algo más que simples oraciones? Sí, la ropa vieja e inservible que se amontonaba en sus guardarropas o los zapatos de taco desgastado que perdió su brillo en las atónitas carreras por adquirir los nuevos productos en lo almacenes capitalistas de su roída ciudad. También cantan, con los ojos cerrados, con las manos señalando el cielo de su propia desolación. Pero nada más. Todo lo dejan a su profeta, a su torpe manera de ver como un hecho ajeno a sí las injusticias sociales que matan diariamente a miles de niños y dejan sin vivienda a cientos de hogares.

    Son los cristianos los profanadores de su propia fe. Olvidan que su Mesías no fue insensible, que se enfrentó valerosamente a las castas políticas y sacerdotales, que elevaba su voz para protestar por los horrores de la existencia humana. Qué dignas lecciones de humanismo y de humanidad pretenden ignorar cuando en su simple ignorancia procuran hacernos creer que su Dios y su Carne fue un simple milagrero que anunciaba reinos que no eran de este mundo. Y se agrupan en Madres de Caridad, en Señores de los Pies Descalzos, en la Congregación de la Santísima Dolorosa o en la insulsa careta del Señor Nazareno que invoca y evoca todos los martirios que Dios u Hombre alguno puedan recibir.

    Y se visten de túnicas y se rodean de corifeos eunucos que lo único que saben y pueden es impetrar sahumerios a sus incontables dioses. No entienden que justamente aquello es todo lo que despreció su Señor. Quién más que El para odiar y despreciar a esta casta de oradores que se lucran del dolor ajeno a cambio de unas cuantas monedas que se ajaran en la tierra y se apolillarán en el Cielo. Mira sus excesos el cristiano y se aparta horrorizado en busca de nuevos anuncios de nuevos tiempos y nuevos hombres.

    ¿Es acaso cristiana nuestra sociedad? Basta con contemplar los miles de indigentes que pululan en cada una de nuestras calles, los harapientos desplazados que inundan nuestros ojos con su visión de ultratumba o los indefensos e inocentes niñitos que duermen en cajas de cartón, lo mismo que las miles de niñitas rameras para entender que ésta sociedad de cristianos es la más horrenda creación de Satanás. Pasan junto a ellos olvidando que cada uno es la expresión de Cristo en la Tierra, la arcilla viva con la que su Dios edificó el paraíso antes de la caída de Adán. Pero, ante su presencia, su única respuesta es su mirada compasiva o, a lo sumo, una moneda humillante que ofrecerá con desdén y complacencia.

    Olvidan los cristianos que la mejor caridad es la Justicia Social. Aquella que nos vuelve dignos, que nos devuelve la condición de hermanos o de hijos de Dios. Acostumbran los cristianos reunir a los pobres para hacer notable su compasión. Entregan todo aquello que les sobra por cuanto han sido incapaces de renegar de sus riquezas. Y leen los Salmos y se enorgullecen de saber de memoria los pasajes bíblicos, recitan que es imposible que un rico entre al reino de los cielos pero imploran con todo su corazón a su Dios para ser el próximo bendecido con las riquezas terrenales. He escuchado a algunos jactarse de sus posesiones como una bendición de su Dios mientras en sus empresas niegan un sueldo digno al profesional honrado que no tiene otra cosa que ofrecer a sus hijos que la miseria de salario que obtienen de su trabajo honesto. Y son cristianos que roban al cristiano, que murmuran contra el pecador pero que enajenan para si las posesiones y el trabajo de su hermano en la fe.

    El problema de los cristianos es que no son cristianos. No tienen compromisos sociales, han hecho de su religión un medio para esconder sus temores. Cuando nazca el verdadero cristiano habrá muerto el cristianismo. Ese ropaje extraño que cubre la verdadera esencia de su Palabra.

    He padecido a cristianos que viendo al niño con hambre le construyen grutas con Vírgenes de piedra y madera; que derrochan a manos llenas el dinero que pudo significar una pequeña casa o un aposento escolar digno y decoroso. Y los he visto construir altares con el dinero del pobre, obtenido con las manos arrugadas de una pobre lavandera que no entiende por qué su hijo tiene hambre. Y los he oído replicando a su Dios ante el incesante repicar de unas campanas que los convoca simplemente para recordarles que su Dios murió en una Cruz por todos los pobres y menesterosos del mundo. Y hacen de su mismo Dios un monigote del cual se puede obtener grandes ganancias... Los usureros banqueros tañen las sonajas para hacer de la pobreza su ganancia celestial.

    Esta sociedad no puede ser cristiana. No es cristiana. Ni lo podrá ser jamás. Los millones de pobres que el sistema capitalista concibe son la más clara expresión de inequidad social. Una inequidad tolerada y fomentada por gobernantes cristianos que se arropan en la doctrina cristiana simple y llanamente para medrar a sus anchas en el sentido anticristiano de la vida. Corderos con piel de oveja que usufructúan todas las riquezas terrenales mientras los niños mueren en las calles latinoamericanas, asiáticas o africanas con sus costillas cosidas a su piel por la miserable ausencia de un bocado con qué saciar su infinita hambre. Simples datos estadísticos de piel lacerada y manos callosas.

    Y el cristiano calla. Y sencillamente ora al tiempo que vende su conciencia para que los mismos verdugos continúen azotando la Tierra. Y se venden barato. Por simples baratijas terrenales. Su voz no es la de su conciencia sino la de la multinacional de turno que castra y mutila para saciar su instinto capitalista. Calla el cristiano por pudor cuando observa todas las injusticias sociales y cree con ello acallar las voces de todos los muertos que su complicidad ha matado. No es asesino, pero arma al asesino para que cometa sus crímenes. No es verdugo, pero entrega a los suyos para que el hacha fratricida cercene toda posibilidad de protesta.

    Y los he visto odiar a los desheredados. A todos aquellos que ante la insensibilidad del sistema económico no han tenido otra alternativa que tomar un arma para saciar su bienaventurada sed. Como aquel niñito campesino que ante su milenaria hambre muere abandonado por las balas fratricidas de los otros cristianos, de sus hermanos que todo le negaron y le ofrecieron solamente la bienaventuranza de un reino en el cielo y la pobreza en la Tierra.

    O la niñita ramera que vendía su cuerpo a los miles de cristianos en su animo infantil de espantar su hambre. O el niño violado por los truhanes de Cristo que al tiempo que pregonaban las bondades de su Dios crucificaban en su carne la inocencia de su alma. O la viuda seducida por los Pastores de Cristo que entregaba sus bienes para salvar su alma.

    No hay un solo cristiano en la Tierra. Solo Cristo y la miseria de los pobres.

    peobando@gmail.com