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El poder sacrifica a los jueces

Miércoles.26 de junio de 2013 279 visitas Sin comentarios
El poder judicial, vaya timo. #TITRE

Vicent Teulera.

Según nos dicen en la tele a todo el mundo, y en el cole a nuestras hijas en asignaturas como sociales, educación para la ciudadanía y otras similares, vivimos en un "estado de derecho". Tal orden político se basa en la soberanía popular -ay que risa- y en la separación de poderes. Un tal Montesquieu fue el teórico de la cuestión hace unos siglos.

Los poderes que están separados y que se supone que nos gobiernan así como de espaldas los unos a los otros para no contaminarse entre sí, son el ejecutivo (los gobernantes propiamente dichos), el legislativo (los mismos gobernantes o sus compañeros del partido, pero haciendo las leyes que los anteriores les encargan) y el judicial (los jueces y fiscales puestos en su sitio por los de antes, que se dedican a aplicar las leyes que hacen los otros citados).

Hay quien dice que hay más poderes, que se llaman "fácticos"; como el ejército o la Iglesia Católica (estos son los clásicos), y modernamente uno así como fantasmagórico llamado "los mercados".

Yo soy de la opinión de que toda la descripción expuesta no es más que un camelo. Que ni esto es un estado de derecho, ni hay soberanía popular, ni separación de poderes, ni nada de todas esas zarandajas. Lo que hay es un poder único que nos gobierna, y un montón de gente sin poder ninguno que somos gobernados. Y quienes nos gobiernan lo hacen mediante dos instrumentos: la concentración de la riqueza en sus manos -esto es, el capitalismo- y la concentración de poder y violencia en sus manos -esto es, el estado-. Luego no cabe hablar de diferentes poderes, mucho menos de separación de poderes, y sí de "poder" a secas. "Par capital-estado" me parece una forma francamente verdadera de denominarlo.

El camelo del estado de derecho les viene saliendo bien décadas y décadas. Y así, hasta ahora, legiones de súbditos han acudido obedientes a las urnas a votar a sus supuestos representantes, en el convencimiento de que éstos eran ciudadanos como ellos y que se iban a esforzar más o menos en hacer leyes y tareas de gobierno en beneficio de todos.

Pero, ay; la crisis, la contrainformación, wikileaks, el destino, qué se yo, llevan una buena temporada rompiendo en pedazos el espejismo. Y ahora hasta los borrachos perennes del bar Severino saben que los políticos no son más que gentes sin escrúpulos dedicadas, no a hacer leyes y tareas de gobierno en beneficio de todos, sino a hacer leyes y tareas de gobierno en beneficio del propio poder y en el suyo propio, ya que forman parte de dicho poder. Aunque el resto nos tengamos que fastidiar.

Una vez queda claro que si hay algún político del partido que sea (1) en ejercicio del poder, del que no se sepa o sospeche que cobra sobres, es porque aún no lo han pillado in fraganti. Y que incluso la, hasta hace poco popularísima, familia real chapotea sobre charcos de mierda, la última frontera de credibilidad de su andamiaje es el poder judicial.

Todos somos iguales ante la ley, dice su Constitución. Así el político, policía, infanta que delinca, será perseguida por el "independentísimo" poder judicial como si de cualquier otro ciudadano se tratase. Pero, ay, la realidad que estamos viendo estos días es que "la justicia es como las serpientes, solo muerde a los descalzos", como decía Helder Cámara.

Porque claro, si el poder judicial actúa con arreglo a las normas que se han ido legislando, en la creencia de que solo serían de aplicación para la gente normal y corriente, y nunca para el poder y sus esbirros, el problema es mayúsculo. Ahora que toneladas de corrupción están a la vista de todos, ahora que las actuaciones policiales se reproducen en internet, ante las miradas incrédulas de tanta gente, si los jueces y fiscales hicieran su trabajo tal como lo tienen encomendado, no tendrían más remedio que que meter entre rejas a la mayoría de la clase gobernante. Políticos, banqueros, empresarios, policías... personajes de la realeza. ¿Va a ejercer el poder su monopolio de violencia contra sí mismo? Pues claro que no.

Así, de esta manera, estamos asistiendo al espectáculo divertidísimo, permítaseme que me haga gracia tanta desvergüenza, de ver a fiscales que en lugar de acusar, defienden, de ver como las instancias judiciales superiores machacan a las inferiores que osan tocar a algún poderoso, de ver cómo remodelan altos tribunales -constitucional, consejo del poder judicial...- , sentando en ellos a lo más granado de la servidumbre del sistema, de ver cómo las administraciones policiales y fiscales son utilizadas con descaro para bloquear investigaciones y para encubrir delitos. Todo un rosario de noticias, que crece sin cesar, nos muestra una institución judicial cada vez más desnuda ante la opinión pública. Una judicatura que se muestra como lo que es; una correa más de transmisión del poder, una rueda más de sus engranajes.

Notas

(1) Creo que en este caso se puede generalizar y, de todas formas, excluir de lo afirmado a algunas excepciones. Puedo fiarme más o menos de la honradez de cargos políticos como el alcalde de Marinaleda, o los electos de algunos municipios vascos y catalanes que surgen de asambleas populares, incluso de algún despistado que pueda haber por ahí. Pero del resto, no me fío ni medio pelo, políticos del anuncio de Aquarius incluidos.


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