Yo no tengo una fé ciega en un Dios que haya conocido a traves de mi ·coco· limitado e ignorante que interpreta relatos escritos y sin que el autor de esos relatos pueda corregir, sino que creo en la existencia de algo (llamemosle como queramos, pero bueno: -·Dios· vale también-) donde su templo y mensaje nos lo ha colocado a cada persona en su interior, (esto es superinteligente: ¿que mejor sitio que este?) y en un sitio muy simple: por lo que tendremos que ser como niños para encontrarlo. Y es por eso que en realidad cuando escuchamos o leemos algo que alguien habló o habla desde ese (...)