Alex Cuadros
En el juzgado federal de Vilhena, al sur de la cuenca del Amazonas, Nacoça Pio Cinta Larga camina cojeando hacia el banquillo, y se apoya en una mesa para sentarse. Bajo el frío del aire acondicionado y el resplandor de las luces fluorescentes de la sala, su corona de plumas negras y marrones tiembla con cada paso, además de ser el único recordatorio de la selva situada a lo lejos de las paredes pintadas de blanco. Una bandera brasileña cuelga lánguida en una esquina, con el (...)