Fuente: Revista Hincapié
En el salón del piso de Ponferrada que los padres de Nevenka compraron cuando era adolescente, había un acuario grande. En su fondo se mantenían los restos de un galeón rodeado de cofres. Los peces de colores merodeaban de un lado a otro. Un día Nevenka observó que el número de peces había disminuido. Los pocos peces de colores que sobrevivían parecían envueltos de un estado de constante inquietud. Sobre la superficie flotaba algo parecido a un esqueleto. Esa (...)