Vivimos tiempos de guerra. Dos sangrientos y destructivos conflictos bélicos, el de Ucrania y la masacre de Palestina, golpean nuestras conciencias. Ni mucho menos son las únicas guerras sobre la faz del planeta. Sabemos bien que la guerra se ha usado ampliamente y se usa para mantener vigente el ordenamiento del mundo; para asegurar los flujos económicos entre los países ricos y los países del Sur empobrecido. Por y para ello, nuestras sociedades occidentales son espacios militarizados en (...)