Guillermo Martínez
Merçona, cuando todo aquello ocurrió, no entendía nada. Los miércoles y sábados iba a la prisión a ver a su hermano, hasta que un tribunal franquista lo mató mediante garrote vil. Salvador Puig Antich se convirtió en el último antifranquista asesinado por el régimen con este método inhumano. Con el paso del tiempo, pues ella entonces tenía 13 años, se dio cuenta de la gravedad de lo sucedido, pero también del olvido, menosprecio e inacción por parte del Estado español (...)