Durante la Primera Guerra Mundial, varios grandes almacenes de Londres, incluido Harrod’s, vendían un kit de drogas para hacer más llevadero el combate a “nuestros amigos del frente”. El “útil regalo” contenía heroína, cocaína y una jeringuilla, ingredientes y herramienta con los que los jóvenes soldados podían aliviarse del espanto de la llamada “Gran Guerra”.
Las novias de los soldados a menudo acudían a la estación de tren para despedir a sus (...)