Respondiendo a:
3 de abril de 2020
Hubo un tiempo, tampoco demasiado lejano, en el que sentirse y definirse como "de izquierda" reflejaba con nitidez que alguien era anticapitalista. Más que eso: simpatizante de luchas obreras radicales del pasado y el presente, de revoluciones, partidario de propuestas teóricas de sociedades libres e igualitarias. Llegar a afirmar en público que se era "de izquierda", según dónde y cuándo se dijera, no dejaba de conllevar ciertos riesgos ya que, de oficio, se presuponía al perfil (...)