Ernesto G. Maleno
Ayer volvió a golpear nuestra conciencia la tremenda realidad que se vive a las puertas de Europa: los “guardacostas” libios habían dejado morir a una mujer y un bebé en alta mar. Otras dos personas añadidas al incontable número de víctimas que deberían pesar sobre la conciencia del burdo racista de Salvini, pero también sobre el resto de dirigentes europeos, responsables desentendidos de estas practicas criminales, artífices de un racismo que por histórico es (...)